sábado, 20 de septiembre de 2008

EL PULSÓMETRO Y YO

Uno de los datos más reveladores en cuanto a tu estado de forma y salud es el pulso en reposo. Por la mañana, nada más despertarte y previa visita al baño, ponte la cinta del pulsómetro y trás permanecer tumbado unos minutos, examina tu pulso. En un hombre desentrenado se pueden esperar entre 75 y 85 pulsaciones por minuto (ppm) frente a un deportista que puede estar con total normalidad en 60 ppm o menos e incluso por debajo de las 45 ppm, en función de la genética de cada uno. En el caso de las mujeres, estos márgenes se incrementan de 5 a 10 pulsaciones. Repítelo durante cinco días, haz una media y tendrás tu pulso en reposo. ¿Para qué sirve este valor? Si estás siguiendo un programa de ejercicio periódico, en dos o tres semanas podrás comprobar si está siendo efectivo o no con una apreciable bajada de este pulso en reposo de 5 a 10 pulsaciones. Por otro lado, si al medirte el pulso en reposo el valor es anormalmente alto, por encima de 6 a 10 pulsaciones, respecto al valor medio que estás teniendo, probablemente estés incubando algún virus, desarrollando alguna infección, acumulando cansancio o padezcas stress. En estas circunstancias lo más aconsejable es descansar o realizar ejercicio muy suave.

¿Dónde está mi límite?

El segundo valor más importante, sino tanto como el de reposo, es tu frecuencia cardiaca máxima (FCMax). Este valor es fundamental para fijar los ritmos e intensidades adecuadas. Hay varias maneras de estimar tu pulso máximo; bien mediante una prueba de esfuerzo representando una curva de rendimiento que, sin necesidad de llegar al máximo, determina cuáles son tus pulsaciones máximas; con un test de máximo (luego de la entrada en calor, hacer una subida de aproximadamente 1km empezándola a ritmo medio alto y terminándola a tope, progresivamente. El pulso que te dé al concluirla será tu máximo) o con la clásica fórmula de restar a 220 tu edad. Este valor puede dar una desviación de hasta 10-12 pulsaciones, generalmente a la baja si haces algo de deporte, pero puede servir de referencia para empezar. Más adelante, cuando tu nivel de forma sea bueno, en alguna sesión intensa sabrás si esas pulsaciones son correctas ya que a cinco pulsaciones de ese valor ya percibirás la sensación de límite. De todos modos, conocer la FCMax tiene dos objetivos prioritarios. La primera interpretación es que te permite valorar si estás sobreentrenado. Se reconoce porque no puedes aproximarte a tu pulso máximo por mucho que te esfuerces, con una clara sensación de falta de fuerza y vitalidad. Por el contrario, tal vez no llegues al máximo porque no estás aumentando tus capacidades, sólo que en este caso no llegas a ese valor pero tu rendimiento es muy bueno. Ahora toma ese valor como 100% y empezaremos a establecer tus ritmos ideales de entrenamiento.

Hay modelos de pulsómetros que incluyen la función de la interpretación del pulso en porcentaje. Si el tuyo no la tiene no recurras a una regla de tres simple porque el resultado no será tan preciso como si usaras la fórmula de Karnoven, que tiene en cuenta tu FCMax y además tu FC de Reposo, un buen indicador de tu potencialidad.
física que le da más precisión al resultado.
Por ejemplo, si tu FCMax es 190 ppm
Trabajar al 80%, con una simple regla de tres nos daría:
100 %---------190 ppm
80 %-----------X ppm (Resultado: 190 x 80 = 15200/100 = 152 ppm)
Trabajar al 80% con la fórmula de Karnoven daría:
FC de trabajo = [(FCMax – FC de Reposo) x % de intensidad] + FC de Reposo
Si tu FC de Reposo son 60 ppm:
FC al 80% = [(190 – 60) x 80/100] + 60 = 104 + 60 = 164 ppm

Porcentajes de trabajo

50-60%: es el primer nivel y se recomienda para recuperar mejor después de grandes esfuerzos o para personas que sólo busquen el bienestar físico o regular su tensión arterial. Caminar, hacer ejercicios de movilidad o pedalear en llano paseando, son actividades asociadas a este ritmo.
60-70%: es el primer paso de actividad física propiamente dicha. Este ritmo mejora la salud y reduce peso, reduciendo al máximo el riesgo de lesión. Es muy recomendable para cualquier persona y nos permite realizar actividades largas en la zona denominada como “de seguridad”. Ej.: gimnasio con pesos bajos-medios, senderismo, alternar paseo con trote suave.
70-85%: representa la zona ideal de intensidad para cualquier persona que quiera mejorar su nivel de fitness o estado de forma. Es el ritmo más eficaz para mejorar la forma cardiovascular y el más recomendable para personas que realizan ejercicio regularmente. La intensidad la puedes mantener sin aumentar la producción de ácido láctico y mejora tu resistencia física. Ej.: sesión de carrera contínua a ritmo, salida en bicicleta.
85-100%: la intensidad recomendada sólo para aquellos que persiguen mejorar sus capacidades físicas. El 100% es un límite al que no conviene llegar aunque sean deportistas de élite por su alto grado de producción de toxinas. El 90-95% debería ser tu máximo y sólo se debe emplear en entrenamientos programados de series cortas con recuperación total. Ej.: series de carrera a pie de 1000m a menos, sprints en bicicleta, series cortas en pileta.

¿Cómo sé si estoy mejorando?

- Tu pulso en reposo baja a medida que vas entrenando. Al principio la bajada es más que notable, pero a medida que estés entrenado se quedará estabilizado en un margen que apenas bajará una a dos pulsaciones, salvo picos de forma señalados.
- Tu capacidad de recuperación cada vez es mejor. Es el mejor indicador de estado de forma que puedes tener. Después de las series es especialmente significativa la bajada de pulsaciones. Si es escasa significa que o estas bien de forma… o que las series son demasiado intensas para tu est - Tu corazón es más elástico. Tienes que poder llegar a tus pulsaciones máximas con relativa facilidad dentro del esfuerzo que ello supone.
- Suben tus umbrales. Básicamente quiere decir que a medida que entrenes estabilizadamente dentro de unos ritmos, serás capaz de hacer ejercicio con más intensidad durante más tiempo.

¿Cómo mejora tu corazón?

- Por aumento de la cavidad, de forma que con cada latido impulse más cantidad de sangre a tus músculos.
- Por aumento del grosor de su pared, de forma que el latido tenga más fuerza y sea capaz de hacer llegar la sangre a músculos que están fuertemente contraídos y apenas dejan espacio en sus capilares para la circulación sanguínea.
El primer efecto es el que se logra con el entrenamiento cardiovascular y es el más saludable. Se refleja en una baja frecuencia cardíaca de reposo. El segundo ocurre con entrenamientos de musculación y/o de fuerza. Curiosamente un músculo cardíaco demasiado grueso puede suponer problemas, ya que resulta más complicado irrigar el propio corazón cuando éste tiene sus fibras musculares demasiado densas.

La Pájara de un deportista

El diccionario de la RAE define la pájara como el bajón físico súbito que impide al corredor mantener el ritmo de la carrera ciclista. Aunque en principio el término se limita a ese deporte, su concepto se ha extendido a todo estado de fatiga extrema al que se llega en algunas ocasiones al realizar ejercicio físico de larga duración. Es lo que nosotros denominamos comúnmente como “explotar” cuando el atleta se queda “vacío” durante el esfuerzo deportivo.

Este síntoma afecta tanto a deportistas profesionales, como a cualquier aficionado y surge cuando la persona, antes de hacer el ejercicio, no se ha alimentado de la forma adecuada. La pájara aparece durante la sesión de ejercicio y fuerza a abandonar la actividad.


¿Cuándo aparece?
La pájara se produce en el organismo cuando hay una hipoglucemia. Esto significa que las reservas de glucosa -azúcar- que hay en la sangre disminuyen hasta el punto de que están a punto de agotarse. Esta situación es consecuencia directa de una alimentación inadecuada, en la que no se ha consumido la cantidad suficiente de hidratos de carbono antes del ejercicio. Estos nutrientes son el combustible que necesita el organismo para enfrentarse a una actividad física que requiere un importante esfuerzo.

¿Cómo se recupera la persona afectada?
Lo primero que hay que hacer ante una pájara es detener la actividad e intentar que el cuerpo vuelva a un estado de normalidad. Si no se para, la intensidad del ejercicio va a ir disminuyendo progresivamente y se pueden agravar las consecuencias. Cuando la energía se ha agotado no se puede hacer otra cosa que comer y beber. No basta con suavizar el ejercicio para reservar fuerzas.

En el momento en que se sientan los síntomas de que se está padeciendo una pájara: agotamiento, falta total de fuerzas, incluso mareos, se han de ingerir alimentos y bebidas que sean fáciles digerir. Con esto se logra que aumente rápidamente la concentración de glucosa en sangre.

Zumo de frutas, barritas energéticas, chocolate, frutas desecadas, etc. han de acompañar siempre a cualquier deportista. Estos alimentos contienen azúcares que el organismo absorbe rápidamente, y se logra evitar la hipoglucemia extrema. También se pueden tomar bebidas isotónicas que aceleran la recuperación. Estas bebidas contienen azúcares, sales minerales y gran cantidad de líquido, por lo que ayudan a reponer rápidamente el agua y los minerales que se han perdido a través del sudor. Una buena alternativa es recurrir a la ingesta de suero oral casero elaborado con antelación: un litro de agua hervida, el zumo de 1 ó 2 limones, una cucharadita de bicarbonato, una pizca de sal y 2 cucharadas de azúcar.

Más vale prevenir
Para que no sobrevenga una pájara es importante que antes de realizar ejercicio se consuman alimentos ricos en hidratos de carbono complejos, como son pasta, arroz, patatas, pan, cereales en copos o galletas, y frutas como el plátano. Si el ejercicio va a durar más de 90 minutos conviene no abusar de alimentos con hidratos de carbono simples como zumos de frutas, azúcar, miel, fruta en almíbar, caramelo, dulces, chocolate, repostería, bebidas refrescantes azucaradas, mermeladas, etc., ya que pueden provocar un efecto rebote: un descenso de los niveles de azúcar en sangre repentino al cabo de 60 minutos de ejercicio.

Otro aspecto muy importante es mantener el cuerpo bien hidratado. Para ello se recomienda beber agua tanto antes del ejercicio como durante y después.

¿Qué ocurre en tu cuerpo?
Músculos esqueléticos: Almacenan energía en forma de glucógeno que posibilita las contracciones musculares. Primero los músculos usan el glucógeno que se encuentra en el torrente sanguíneo y después hacen uso del que se almacena en los músculos. Los problemas empiezan cuando esas reservas de glucógeno empiezan a agotarse en los músculos más solicitados durante el ejercicio, ya que no pueden pasar de unos músculos a otros. Por ejemplo, cuando corres tus piernas no pueden utilizar el glucógeno almacenado en la parte superior de tu cuerpo.
Corazón: Se acelera cuando te mueves y más aún según tus células musculares van liberando ácido láctico. Y todavía más cuando pierdes líquido y tu sangre se hace más densa iniciando el lento camino hacia el colapso. Beber mucho también puede acelerar tu corazón, que debe llevar electrolitos a las células para mantener la presión osmótica. Llega un momento en que el corazón no puede acelerarse más y eres tú el que tiene que frenar…
Tubo gástrico: Cuando entrenas, la mayor parte de la sangre va a los músculos, dejando poca para abastecer el estómago e intestino delgado. Si además no bebes suficiente, se puede retrasar el llenado estomacal y causar molestias.
Vena Porta: Es la entrada de sangre y glucosa desde el tubo gástrico hacia el hígado, que a su vez se encarga de abastecer de energía al cerebro. Pero si tu estómago no está funcionando bien…
Cerebro: Tu capacidad para hacer deporte depende de facultades mentales como motivación, juicio y conocimientos previos que son procesadas en la parte frontal de nuestro cerebro y que según los investigadores son los primeros en fallar cuando bajan tus reservas de energía durante el ejercicio. Por eso comienzas a sentirte torpe y descoordinado.
Si el proceso continúa, termina por desabastecerse el lóbulo occipital de nuestro cerebro – que es el centro donde se procesa la información visual – por eso algunos deportistas que sufren una pájara llegan a padecer alucinaciones.
Páncreas: Es tu fábrica de insulina, la hormona que regula el almacenamiento de energía y colabora en la conversión de grasa en glucosa para ser utilizada como energía. Pero este proceso no siempre es suficiente para abastecer los músculos durante el ejercicio, y el problema es que una vez que han agotado sus reservas de glucógeno pueden necesitar 24 horas para recargarse totalmente.

sábado, 13 de septiembre de 2008

20 CONSEJOS CLAVE PARA CORRER MÁS RÁPIDO

1) No entrenes tanto!
La mayoría de los corredores populares se sobreentrena. Un corredor aficionado no debería e ningún caso entrenar más de 120 Km. por semana, ni correr más de 2 horas seguidas (por mucho que entrene el maratón), ni hacer ritmos demasiados intensos. Si haces más del 30% de tus carreras semanales a más del 75% de pulso máximo es que te estás sobreentrenando. Para saber tu pulso máximo olvida la clásica fórmula de 220 menos tu edad. Está desfasada y sólo sirve para sedentarios. Para saber tu pulso máximo lo mejor es que corras a tope, tras calentar bien y empezando progresivamente, en una cuesta de 1km. La cifra máxima que registre tu pulsímetro durante ese esfuerzo estará muy, muy cercana a tu máximo. Está claro que lo sabrías con más certeza haciéndote una prueba de esfuerzo pero es más caro, obviamente.

2) Los primeros kilómetros de tus entrenamientos deben ser muy suaves.
Hay quienes empiezan a entrenar ya a toda velocidad pero esto no es lo más apropiado por la sencilla razón de que hay que calentar para evitar lesiones. Pero, además, este comienzo de entrenamiento a ritmo realmente lento (por ejemplo, una persona que en una prueba de 10 Km. hace 45’, debería empezar a correr sobre 6’00” / Km.) ayuda a trabajar la resistencia aeróbica. Esa es la base para cualquier entrenamiento de fondo. Una de las causas de que muchos corredores se estanquen por más que entrenen es por no haber trabajado correctamente la resistencia aeróbica. Así, en un rodaje de 1hora, el primer tercio será muy lento ( los6’/km de nuestro ejemplo), un segundo tercio lento (530” para nuestro Ej.) y un tercio fina más vivo (sobre 5’00”/km). Eso sí, en los rodajes nunca debemos llegar a ir al ritmo al que competimos (Ej.: si va a 4’30” en competición, en los rodajes no debe ir más rápido de 5’00”).

3) Potencia tu desayuno.
Si eres de los que cenan fuerte y desayuna poca cosa, deberías cambiar tus hábitos nutricionales, sobretodo si entrenas por la tarde. Rendirás mucho más si aportas la mayor parte de las calorías diarias en el desayuno y al mediodía, para correr luego a tope de energía. Además, si cenas ligero, dormirás mejor.

4) Pon unas rectas en tus entrenamientos.
Una vez que has terminado tu rodaje, haz 4 ó 5 rectas de 40-50m casi a tu velocidad máxima. Las rectas hay que hacerlas elevando la cadera, sin apoyar talones y con zancada amplia. Hay quien confunde este ejercicio de potencia con uno de velocidad. No es cuestión de hacer los 50m para conseguir tu mejor marca. Lo que buscamos con estas rectas es potenciar el tobillo, soltar las piernas cargadas después de correr y alongar el músculo que se acorta tras un rodaje a ritmos suaves.

5) Agarra lo esencial.
Una mano cerrada, en puño, está transmitiendo tensión al resto de tu cuerpo y eso te resta energía. Las manos deben adoptar una actitud relajada, con los dedos semiflexionados pero no tensos y totalmente cerrados. Imagínate que enrollas dos folios y los tienes que llevar, uno en cada mano, mientras corres, con forma de cilindros, sin que se caigan pero sin que se arruguen. Es una buena imagen para hacerte idea de cómo llevar las manos.

6) Respiración con ritmo.
Es muy probable que no pienses en tu respiración mientras corres, que es precisamente lo que debes hacer, pero de vez en cuando conviene ser consciente de tu ritmo de toma de aire. La mayoría de corredores de elite siguen el patrón 2-2, esto es, toman el aire dando dos zancadas y lo expulsan coincidiendo con las dos zancadas siguientes. Usar un ritmo más rápido, 1-1, suele ser ineficiente porque sobrecarga en exceso los músculos respiratorios. Rodando de forma suave puedes variar el esquema, usando 3-3 también. Lo mejor es que pruebes el ritmo con el que te encuentras más cómodo y trates de mantenerlo, acabarás por automatizarlo.

7) Levanta rápido.
Entrénate para basar tu eficacia menos en la longitud de zancada y más en tu rapidez de apoyo y frecuencia de zancada. Una zancada lenta, con mucho tiempo de apoyo, es costosa en términos energéticos y antieconómicos.

8) Eleva “tu” suelo.
Cuando corras en cinta ten en cuenta que un kilómetro a 4’ no es realmente así. Para que sea equivalente a la realidad tendrás que compensar la falta de viento, entre otros factores que facilitan la carrera sobre cinta. Pon la inclinación de la cinta a 1° para tener sensaciones equivalentes y tiempos comparables a los reales.

9) Corre descalzo!
Una vez a la semana puedes probar a correr sin zapatillas. Unos pies fuertes y unos tobillos sensibles son una gran ayuda para correr con fluidez y equivalen a menos lesiones. Corriendo descalzo tus pies tienen que trabajar en cada impulso y cada aterrizaje y como resultado se acondicionan más rápido. No tienes que hacer todo un rodaje descalzo, bastará con hacer, una o dos veces ala semana, algunas rectas o algún trote ligero en una zona de hierba, cubriendo una distancia total de entre 500 y 1500m.

10) Colócate.
Al menos un día a la semana, mejor dos, tienes que trabajar tu musculatura postural, sobretodo abdominales, sin descuidar además tus cuadriceps e isquiotibiales. Correr cuesta arriba también te puede ayudar. Todo esto junto a un buen trabajo de calidad, con series y repeticiones, te convertirá en un corredor más económico y eficiente.

11) Acelera tus recuperaciones.
Hay que trabajar recuperaciones más cortas por un principio fundamental: si recuperas mucho, entrenas más fuerte pero no es tu ritmo real. Lo que se pretende con las recuperaciones más cortas es que los ritmos de entrenamiento sean más reales de cara a la competencia. Ej.: un corredor puede hacer 5 x 1000m recuperando 5’, a 4’00”/km, pero no podría competir en 10km a este ritmo. Sin embargo, uno que haga el mismo trabajo pero con 1’ de recuperación, sí podría hacer 40’ en 10km. Como regla general, la recuperación debería ser de 1’ y subir a 90” si las series son muy largas (más de 3km).

12) Primero come y luego a la ducha.
Aunque no lo creas, cuando realmente mejoras es cuando dejas de correr, no cuando estás corriendo. Es cuando tu cuerpo se da cuenta de que “la siguiente vez hay que estar mejor preparado”. Y esto ocurre durante la recuperación. Para conseguir la mejor recuperación posible son decisivos los 15’ posteriores al entrenamiento. Incluso antes de pasar por la ducha, después de un rodaje largo o de una sesión intensa, debes consumir carbohidratos y, antes de que pasen dos horas, hacer una comida completa. Esto obedece a que la mayor resíntesis de glucógeno ocurre en las dos primeras horas posteriores al ejercicio, por lo que es beneficioso comenzar lo antes posible con la recuperación de carbohidratos ya sea con alimentos o suplementos.

13) No te pases compitiendo.
Ni tu cuerpo ni tu familia aguantarán. Si te pasas, frenarás tu progresión. Entra dentro de lo normal competir entre 14 y 20 veces al año: un par de maratones máximo(3 ya es demasiado), entre 4 y 6 medias maratones y el resto de pruebas de 10 km o menos.

14) Consejo pre- carrera.
Hay gente que se obsesiona de tal manera que no puede dormir antes de un maratón o de una competencia en la que tienen mucha ilusión y han puesto mucho empeño en los entrenamientos. Primero, no olvides que somos corredores aficionados y que no nos jugamos ni el sueldo ni la salud de nuestra familia y segundo, no dormir bien la última noche no es tan importante, lo es más descansar bien la noche de la víspera.

15) ¡Sigue un plan!
Es clave para mejorar tener un entrenamiento lógico que combine con orden los días de rodaje largo, suave, las series y los días de descanso (al menos dos a la semana, que hay que aprovechar para colocar después del rodaje largo y después de que hagas trabajo de velocidad más intenso). U plan que te recuerde cuándo debes hacer pesas (los corredores estamos siempre muy entrenados cardiovascularmente y fatal muscularmente) y tus abdominales.

16) Añade un par de minutos a tu calentamiento.
A veces se descuida el calentamiento re- carrera. Son muy importantes esos 15’ de rodar suave, estiramientos manteniendo las posiciones 10” y hacer 4-5 rectas de 50m en progresión. Un truco es además hacer, 10’ antes de la salida, un par de minutos extra a un ritmo exigente de verdad. Así estarás en la salida con el corazón y tus piernas preparadas para el esfuerzo y además te servirá un poco de freno y no saldrás a lo loco.

17) Sé fiel a tu estrategia.
Antes de largar la carrera debes habértela imaginado, saber a qué ritmo vas a empezar, cuándo vas a acelerar (siempre en progresión, evitando cambios de ritmos bruscos)… Lo que hay que evitar es correr al ritmo que marcan los demás corredores. Un error habitual es acelerar y pasarte de punto porque te vas a quedar fuera del grupo en el que vas a ahora o porque te está adelantando gente.

18) En los avituallamientos ganarás tiempo…
… si en lugar de ir a tomar agua de las primeras mesas, donde siempre se forma mucho lío, sigues recto hasta la última mesa con agua. Te ahorras frenazos en seco que te rompen el ritmo, empujones, etc.

19) Cuidado con las subidas.
Los corredores tendemos a acelerar y hacer la zancada más larga en nuestro intento de que la velocidad baje lo menos posible. Es un error. Asume que estás en una cuesta y acorta la zancada para mantener una buena cadencia. Y ojo con lanzarse en las bajadas. Tu corazón no va a notar que te pones a menos de 4’00”/km pero tus piernas sí y al final te pasará factura si te queda mucho para la meta.

20) Cuidado con las zapatillas muy ligeras.
Ponerse zapatillas “voladoras” es una ventaja por la reducción de peso y también una pequeña ventaja psicológica de tener una mejor sensación de terreno, pero en carreras de más de 10km ten mucho cuidado con que por tu peso (olvídate de este calzado si pesas más de 80kg) o por tu falta de técnica de carrera, estas zapatillas ligeras pueden ocasionarte una lesión.

viernes, 12 de septiembre de 2008

SUEÑOS DE CORREDOR

Lo de correr engancha. Son muy pocos los que resisten la fiebre de las carreras populares. Al final, todos acabamos soñando con hacer, dentro de nuestras posibilidades, “nuestra gran marca”. Cada uno quiere romper su barrera en la distancia que prepara y para ello entrena y se motiva cada día. No hay sueños imposibles si se aplica el sentido común, somos constantes en el entrenamiento y se tiene fuerza de voluntad. Pero también es evidente que hay sueños que serán imposibles de conseguir cuando vamos contra toda lógica. Por ejemplo, si un corredor lleva varios años entrenando, tiene más de 40 años, una marca en medio maratón de 1h31’ y quiere hacer 1h12’, por mucho tiempo que dedique a entrenar no lo va a conseguir nunca. Por tanto, lo primero es ser razonables. Para esto, vamos a empezar por ver si tus sueños de corredor están dentro de tus posibilidades.

5 KM

Alguien que quiera probar en una carrera de esta distancia pero que no ha corrido regularmente antes, si entrena tres meses, corriendo tres días a la semana alrededor de media hora suave, podría ponerse como objetivo bajar de 35’. Si es un corredor esporádico y decide preparar 5km y ya rueda entre 6’30” y menos de 6’00” por Km., podría plantearse un objetivo de menos de 25’.El mismo objetivo podría plantearse un corredor de esta distancia que ya la haga en menos de 29’, si sigue un plan de tres meses para lograrlo. Corredores experimentados en otras distancias, que realicen sobre 42’ en 10km, ó que en la misma tengan menos de 23’, pueden plantearse rebajar la barrera de los 20’.

10 KM

Un corredor esporádico puede plantearse el objetivo de bajar 1 hora en 10km si rueda entre 7’ y 6’ por Km. Si entrena regularmente, a menos de 5’30” podría pensar en un objetivo de menos de 45’. El mismo objetivo podría plantearse u corredor de esta distancia que ya la haga en menos de 50’ si sigue un plan de tres meses para lograrlo.
Hay una barrera psicológica en los 10 Km. que son los 40’, todos aquellos que ya hayan corrido e menos de 44’ pueden soñar con rebajarla. Es cuestión de seguir un plan específico de tres meses y buscar una carrera con un buen circuito. Los corredores muy experimentados que bajen con regularidad de 38’ también pueden soñar con romper otra barrera mágica, la de los 35’. Pero eso les llevará más tiempo que a los del anterior grupo. Quizás necesiten un año o dos y aún así muchos no lo conseguirán. Ya son palabras mayores, ritmos que muy pocos pueden mantener en una decena de kilómetros. Pero está claro que sólo los que intentan y se arriesgan lo pueden conseguir.

MEDIA MARATÓN

Un medio maratón está desaconsejado para los corredores no habituales. Antes de enfrentarse a esta distancia hay que haber competido muchas veces en los 10km. Con la experiencia en esta distancia ya pueden plantearse objetivos reales. Un corredor que no baje
de una hora en 10 Km. no puede plantearse correr en menos de 2h 20’ el medio maratón. Si tienes una marca en 10 Km. sobre 50’ un objetivo real en la mitad del maratón sería estar justo por debajo de las dos horas. Si tienes 45’ puedes plantearte bajar de 1h 45’. Y si tienes
menos de 40’ o ya has corrido el medio maratón en menos de 1h34’, puedes soñar con bajar de 1h 30’, otra importante barrera simbólica.
Soñar con menos de 1h 25’ requiere además de entrenar y experiencia, buenas cualidades atléticas. Si vienes del 10.000 has de hacerlo en menos de 37’. Para bajar de 1h 20’ tienes que tener menos de 35’ en 10 Km., así que ya os podéis imaginar cómo hay que entrenar.

MARATÓN

El maratón da miedo sólo con nombrarlo. Es una distancia que requiere una preparación mínima exigente si no deseas pasarlo mal. El medio maratón es la antesala a la distancia reina, cuantos más hagas, mejor sabrás cuál puede ser tu objetivo. Si tienes una marca de dos horas en la mitad, piensa que en el maratón nunca bajarás de las cuatro horas y media. En estos casos el único objetivo debe ser acabar y siempre por encima de las 4h 30’. Si tu marca es de 1h 45’ puedes plantearte bajar de las 3h 50’ en el maratón. Con 1h 35’ puedes soñar con bajar de la barrera simbólica de las 3h 30’. Pero si quieres bajar la barrera psicológica más deseada, la de las tres horas, tendrías que hacer varias veces en medio maratón menos de 1h 24’, en la misma planificación del maratón. Es un sueño casi imposible, a corto plazo, para los corredores que tienen más de 1h 28’ en medio maratón o más de 3h 15’ en maratón, pues requiere un salto de nivel demasiado grande. Es un objetivo asumible para corredores que están en menos de 1h 27’ en medio maratón y en menos de 3h 12’ en maratón. Cabe destacar que, aún siguiendo fielmente el plan, muchos corredores tendrán difícil bajar de las tres horas debido a problemas articulares, musculares, de tendones, de perfil de recorrido, de capacidad de concentración, de exceso de nerviosismo, de fallos estratégicos o de un mal clima. El entrenamiento en sí mismo no garantiza la marca, pues el maratón depende de demasiados factores externos fuera del alcance del corredor.

Por Rodrigo Gavela (Sportlife Magazine).

PERIOSTITIS: CÓMO EVITARLA, CÓMO RECUPERARLA.
Hazle frente a la lesión más temida por los corredores
Por: Rodrigo Gavela


Sí, el tendón de Aquiles -nunca mejor dicho- suele ser el punto débil del corredor (aunque los que tiene sobrepeso suelen lesionarse antes de rodilla, sobre todo como hemos visto en la cintilla iliotibal), la periostitis es una de las lesiones más temidas. Es la más dolorosa y también la más difícil de recuperar, entre otras cosas porque requiere algo que nunca quiere hacer un corredor popular: dejar completamente de correr.
La periostitis tibial se produce por una excesiva vibración del periostio que recubre la tibia y con ello una inflamación del mismo, que suele ser muy dolorosa. Esto se debe a una combinación de factores: calzado demasiado duro o demasiado blando, terreno demasiado duro (hay que evitar el asfalto y sobre todo el cemento), falta de estiramiento de los sóleos, de los gemelos y de las fascias y, por último, desequilibrio muscular entre la parte frontal de la pierna (tibiales y peróneos) y la posterior (sóleo y gemelo).
La tibia es el hueso que soporta más peso del cuerpo, tiene poca protección muscular y es muy vulnerable a las lesiones por sobreesfuerzo. Las zancadas largas, las cuestas abajo, el terreno excesivamente duro, el exceso de pronación o el inicio de la temporada entrenando a ritmos demasiado fuertes y con muchos kilómetros, son las causas que pueden producir esta lesión. Si el dolor se concentra en un punto muy concreto puede producirse una fractura por estrés (evidentemente, esto sólo le pasa a la gente que insiste en el entrenamiento pese a padecer una periostitis).
Para evitarlo, elige muy bien tus zapatillas: muy flexibles, estables y con buena absorción. Cuánto mayor sea tu peso, más alta debería ser la mediasuela. Olvídate totalmente de zapatillas ligeras. Segunda medida: entrena sobre hierba o tierra. Otras medidas para evitar el fantasma de la periostitis es estirar correctamente y fortalecer los músculos interiores de la pierna, caminando con la parte externa e interna de los pies, de puntillas y de talones.
¿Cómo recuperarla? Mala noticia: hay que parar y mejor al primer síntoma. Cuánto antes pares, más rápida será la recuperación. Cuatro veces al día debes ponerte hielo durante un máximo de 5 minutos (en esa zona no hay carne y te puedes quemar) e inmediatamente, pomada antiflamatoria (Traumeel es la más usada por los corredores). Por la noche, haz un emplaste de Traumeel envolviendo toda la tibia con plástico de cocina. Y muy importante: estira todos los días.
Cuando no notes dolor, haz caminatas de una hora para probar si ya no hay dolor. Y, por supuesto, cambia el calzado. La vuelta a los entrenamientos debe ser muy paulatina. Empieza con 20 minutos por hierba a ritmo suave y evitando siempre las cuestas. La vuelta requiere 2 ó 3 semanas hasta poder entrenar normal. Una vez ya recuperado, hazte unas plantillas de descarga que te "neutralizan" gran parte del impacto.
¿QUÉ SON LOS RADICALES LIBRES?
Los radicales libres que se producen en la respiración con presencia de oxígeno provocan a lo largo de la vida efectos negativos para la salud debido a su capacidad de alterar el ADN, las proteínas y los lípidos o grasas. Es lo que llamamos proceso de oxidación.
Los radicales libres son átomos con un electrón desapareado o "libre", esta es una situación de desequilibrio, por lo que recorren nuestro organismo buscando otros átomos a los que "robarles" un electrón. De este modo, convierten a la molécula estable que les cede un electrón, en radical libre, iniciándose una reacción en cadena que destruye nuestras células.
Nuestro cuerpo fabrica en cantidades moderadas esos radicales libres para luchar contra bacterias y virus, pero en un organismo sano posteriormente son neutralizados por enzimas. En nuestro cuerpo existen células que se renuevan contínuamente como las células de la piel o el intestino. Son las células de los sistemas que no se renuevan tan rápidamente, como el hígado y las neuronas, las que más sufren los efectos de los radicales libres. La mejor forma de paliar las enfermedades causadas por el exceso no controlado de radicales libres en nuestro cuerpo es llevar una vida sana, libre de humos (tabaco) y contaminación, sin abuso de las radiaciones solares, y llevar una alimentación libre de grasas saturadas y ácidos grasos trans que puedan aumentar el colesterol malo y éste formar colesterol oxidado que contribuye a la arteriosclerosis.

martes, 22 de julio de 2008

TIPS A TENER EN CUENTA ANTES DE UNA CARRERA

- NO CAMBIES TU DIETA HABITUAL DURANTE LA SEMANA PREVIA, A MENOS QUE LO CONSULTES CON UN ESPECIALISTA.
- DESCANSA BIEN Y HACE LA DESCARGA INDICADA POR TU ENTRENADOR. POR LO GENERAL LA SEMANA PREVIA A UNA CARRERA, “MENOS ES MAS”.
- CENA NORMALMENTE Y EVITA LAS GRASAS, SI PODES DALE MAS IMPORTANCIA A LA INGESTA DE HIDRATOS DE CARBONO.
- ARMA EL BOLSO EL DIA O LA NOCHE ANTERIOR. QUE TODO ESTE LISTO CON TIEMPO PARA EL MOMENTO DE COMPETIR (ZAPAS, REMERA DE COMPETIR, CALZA O PANTALON, REMERA DE ENTRAR EN CALOR, EL NUMERO, LOS ALFILERES DE GANCHO, VASELINA SI USAS, TODO TODO LISTO).
- DORMI BIEN Y RELAJATE TODO LO QUE PUEDAS LA NOCHE PREVIA. SI ES POSIBLE LA ANTERIOR TAMBIEN, YA QUE AL NO TENER LA CARRERA AL OTRO DÍA, SE PUEDE APROVECHAR PARA DESCANSAR MAS.
- LEVANTATE CON TIEMPO Y DESAYUNA NORMAL (BAJO EN GRASAS, YA QUE RETARDAN LA DIGESTION) Y NO TE CARGUES MAS DE LO HABITUAL. DESAYUNA POR LO MENOS CON 1.30/2 HS DE ANTICIPACION A LA CARRERA.
- LLEGA CON TIEMPO A LA CARRERA, BUSCA UN BUEN LUGAR Y PRIMERO QUE DEBES HACER ES BUSCAR EL KIT Y/O EL NUMERO.
- ENTRA EN CALOR SIN SACARTE ROPA DE ABRIGO PARA NO PERDER TEMPERATURA. A MEDIDA QUE VAS ENTRANDO EN CALOR TE VAS SACANDO LAS PRENDAS HASTA QUEDAR CON LA ROPA DE COMPETIR.
- ENTRA BIEN EN CALOR Y HACELO DE ACUERDO A TU NIVEL, SIEMPRO PROGRESIVO Y ACORDATE DE QUE LA ENTRADA EN CALOR ESTA SIEMPRE RELACIONADA CON LA PRUEBA QUE VAS A CORRER, NO ES LO MISMO ENTRAR EN CALOR PARA 5KM QUE PARA 42KM, HABLALO PREVIAMENTE CON TU ENTRENADOR.
- SI HACE MUCHO FRIO LLEVATE ALGUNA PRENDA VIEJA QUE PUEDAS DESCARTAR PARA TENER PUESTO HASTA LA LINEA DE LARGADA Y PODER TIRARLA SEGUNDOS ANTES DE LARGAR O MINUTOS DESPUES DE HABER LARGADO.
- UBICATE EN EL SECTOR DE LARGADA DE ACUERDO A TU NIVEL
- HACE UNA CARRERA INTELIGENTE Y PREVIAMENTE PENSADA, SALI A UN RITMO ESTABLE Y TRATA DE CORRER SIEMPRE EN PROGRESIVO SI ES POSIBLE. HABLA CON TU ENTRENADOR QUE TE VA A SABER GUIAR Y DARTE CONSEJOS SOBRE TU PLAN DE CARRERA.
- NO OLVIDES NUNCA HIDRATARTE Y ALIMENTARTE DE ACUERDO A LO PENSADO PREVIAMENTE, CON ESTO TAMBIEN SE PUEDE HACER UN PLAN DE HIDRATACION Y ALIMENTACION PARA CADA CARRERA EN PARTICULAR CON TU ENTRENADOR.
- CORRE CON TODAS TUS GANAS Y, CUANDO SE PONGA DIFICIL, PENSA QUE VOS SOS EL QUE QUIERE ESTAR AHÍ Y TENES SUERTE EN PODER HACERLO.
- LUEGO DE LA CARRERA, HACE UNA BUENA VUELTA A LA CALMA Y TRABAJO REGENERATIVO CON UN TRABAJO DE FLEXIBILIDAD GENERAL FINAL.
- ABRIGATE BIEN, REHIDRATATE Y ALIMENTATE PARA RECUPERARTE MEJOR (RECORDA QUE EN LAS SIGUIENTES DOS HORAS DE FINALIZADO EL ESFUERZO OCURRE LA MAYOR RESINTESIS DE GLUCOGENO, POR LO QUE ES MEJOR REPONER LAS ENERGIAS GASTADAS DURANTE ESE PERIODO DE “VENTANA”).

sábado, 12 de julio de 2008

ENTRENAMIENTO EN ALTURA

Introducción:
Esta presentación sobre el entrenamiento en altura está basada en información científica, en experiencia propia, y la de otros deportistas que durante años hemos transitado por montañas y altiplanicies en busca de un objetivo deportivo, una aventura o buscando mejoras en el rendimiento. Mientras algunos piensan que competir en la altura es inhumano, quienes disfrutamos el aire más liviano como un regalo más de la naturaleza, aprendimos pacientemente a adaptarnos a ella disfrutando de la acción deportiva.
Cualquier país que trabaja seriamente en busca de alto rendimiento, recurre entre otros medios al entrenamiento en altura, ya sea en centros propios o en otros países que cuenten con ellos. También se ha relacionado el clima de regiones de montaña (altitudes similares a las de entrenamiento) a la salud, con un efecto estimulante que brinda una sensación de mayor bienestar general. Esto es un hecho, sin embargo, existen dudas y controversias en el conocimiento científico acerca de los efectos sobre diferentes aspectos del rendimiento deportivo. Esto se debe a los diferentes métodos de investigación con diferentes protocolos, diferentes altitudes, inclusive aún a igual altitud las condiciones climáticas suelen variar considerablemente y las respuestas de adaptación pueden ser diferentes en cada individuo. Muchos estudios se llevan a cabo en altitudes demasiado elevadas para lograr efectos positivos de adaptación para el rendimiento deportivo y que tienen un efecto paradójico invirtiendo las adaptaciones de altitudes medias. Además este ambiente puede generar alteraciones perceptivas y cognitivas potenciales por la fatiga y la exposicion aguda, tomando desprevenidos a quienes no han tenido experiencia en la altura. Este efecto bien conocido en el montañismo, implica que, para predecir una buena adaptación y un buen desempeño en la altura es un requisito haber estado en la altura, cuantas más veces, mejor.
Desde hace tiempo realizan entrenamientos en la altura equipos deportivos y deportistas individuales en nuestro país, en algunos centros acondicionados en forma temporal; pero para facilitar una aplicación sistemática dentro de la estructura de la planificación deportiva se requiere un desarrollo científico - técnico especializado trabajando en forma permanente en el apoyo a los programas de entrenamiento y generando conocimientos.
Nuestro país cuenta con 3000 Km. de cordillera continental hacia el oeste, con diferentes regiones a mediana altitud con fácil acceso, cercanas a aeropuertos y ciudades importantes. Para utilizar este medio ya sea en la búsqueda de mayores rendimientos deportivos y/o para poder competir en la altura, es necesario crear de una vez por todas centros de entrenamiento en altitud de forma permanente.
Clasificación de altura:
La palabra atmósfera es de etimología griega y significa Atmos: Gases y aphairo: esfera. Es decir, que es una masa de gases, humos, polvos y vapores (se diferencian por el tamaño de sus partículas) que cubren la superficie terrestre.
Desde el punto de vista físico las moléculas de estos gases que componen la atmósfera se mueven a gran velocidad, tendiendo a difundirse y ocupar cada vez mayor espacio. Esto hace que ejerzan una fuerza expresada por unidad de superficie se denomina presión atmosférica. Esta presión equivalente a 1000 g. por cm2 a nivel del mar, y disminuye con la latitud.
Existen muchas clasificaciones de altitud, tales como las meteorólogicas y biológicas dependiendo de sus efectos y compatibilidad con la vida humana. Para el montañismo, alta montaña es la que se encuentra por arriba del dímite de las vieves perpetuas, y esta varía con la latitud. Desde el punto de vista biológico se aceptan unos límites relacionados a la altitud divididos de la siguiente manera: baja altitud (hasta los 1000 m.s.n.m.) aquella en la que los individuos sanos no sufren ninguna modificación fisiologica ni en reposo ni en ejercicio. En media altitud (hasta los 2000 m.s.n.m.) se experimentan algunos efectos, afecta el rendimiento físico. En la llamada Alta altitud (hasta los 5500 m.s.n.m.) se observan modificaciones fisiológicas incluso en reposo, siendo muy acentuadas durante el ejercicio. Muy alta altitud (Por encima de los 5500 m.s.n.m.) el efecto deletéreo sobre las funciones fisiologicas es muy marcado. Estos límites no son muy precisos por lo que en ambientes médico deportivos se denomina Altitud moderada a la situada entre los 1500 y 3000 m.s.n.m., siendo estas altitudes donde se encuentran los centros deportivos de altura y donde se realizan competencias y concentraciones.
Cada zona montañosa tiene sus características particulares y regionales, un microclima con diferencias atmosféricas regionales como la Antártida, el Everest, o la cordillera de los Andes; diferencias en el terreno, como la presencia o no de vegetación, nieve, quebradas, etc. también inciden en las sensaciones y en algunos efectos fisiológicos. Este fenómeno es bien conocido por montañistas; por ejemplo en el Himalaya existe vegetación hasta los 5000 metros mientras que en nuestra cordillera central, especificamente en el Aconcagua no hay vegetación a esa altura y los efectos de la altitud son más intensos, según comunicación personal de montañistas himalayistas.
Efectos fisiológicos de la altura:
Desde la antiguedad se conocían los efectos de la altura, descriptos ya en los viajes de Marco Polo a través del Tibet, los conquistadores españoles sufrieron los efectos durante la conquista de América. Mientras tanto muchos pueblos habitaron en regiones altas desde hace 10000 años en los Andes y 25000 años en el Tibet. Para algunos pueblos las montañas representaban lugares sagrados donde habitaban dioses y demonios; los Incas transitaron estos dominios llegando a realizar construcciones y a depositar momias en altitudes superiores a los 6000 metros, en lugares difíciles de acceder hoy.
En el siglo XIX Paul Bert, fisiologo francés, comenzó a estudiar científicamente los efectos de la altura y advirtió que los efectos perjudiciales de las grandes altitudes se debían a la disminución de la presión atmosférica, que induce a una reducción de la presión parcial de oxígeno.
La composición química de la atmósfera es practicamente uniforme hasta los 20000 metros. Sin embargo la presión y densidad atmosférica son mayores en las capas superficiales de la corteza terrestre y disminuyen en forma exponencial con la altitud. Hay variaciones regionales como las encontradas por la expedición americana al Everest en la que encontraron que la presión barométrica en la cumbre era de unos 17 torr más alta que la predicha por la organización internacional atmosférica estándar de aviación civil.
La razón para las presiones más altas en el monte Everest es que las presiones barométricas entre los 4 y los 16 Km. son marcadamente dependientes de la latitud debido a la presencia de una gran masa de aire frío en la estratósfera arriba del Ecuador, resultantes de un fenómeno de convección y radiación. La cima del Everest se encuentra a 28° de latitud norte y por lo tanto disfruta de esta presión más alta, de no ser así no sería posible ascender sin oxígeno suplementario. La disminución de la presión barométrica y la hipoxia relativa que produce es el efecto físico fundamental que inducirá las diferentes respuestas fisiologicas en altitud.
En general la temperatura disminuye aproximadamente 1° C cada 150 o 180 metros de ascenso pero depende de la orientación del terreno (en las laderas sur y de mayor pendiente los cambios operan más rapidamente que en las norte o de pendiente más suave), también puede producirse en determinados terrenos y en ciertos horarios (según la estación) una inversión de la temperatura con respecto al llano.
La cantidad de vapor de agua en la atmósfera disminuye con la latitud, pero de una manera más rápida que a presión barométrica. Así encontramos que a 2000 m.s.n.m. disminuye un 50% y a 4000 metros, cuando la presión constituye 2/3 de la del nivel del mar. el vapor de agua solo representa 1/4 del existente a 760 mm Hg a nivel del mar. Esta diferencia en la cantidad de vapor explica, en parte el rápido incremento de las radiaciones con la altitud y la perdida corporal de agua que se produce con la estancia en la altitud. Recordemos que el aire inspirado se humidifica con vapor de agua al ingresar por las vías respiratorias y que es aportado por la mucosa respiratoria saturando el aire a 37° C que luego expulsamos en cada expiración perdiendo agua. Este mecanismo está indicado como el de mayor relevancia en la deshidratación provocada por la altura. Además el viento es un factor potenciador aumentando la pérdida calórica y la deshidratación.
La fuerza de gravedad disminuye en proporción al cuadrado con la distancia al centro de la tierra, disminuyendo la aceleración 0,003086 m/seg. cada 1000 metros de altura por lo que el tiempo de vuelo y la distancia recorrida por un cuerpo, lanzado con una fuerza determinada será mayor en altura que a nivel del mar.
La exposición a la irradiación solar aumenta con la altitud de la siguiente manera: 2 a 4% cada 100 metros, aproximadamente hasta llegar a los 2000 metros y en 1% cada 100 metros a partir de los 2000 metros. La reflexión de la nieve puede determinar un incremento del 75% al 90% con su presencia. Tanto las radiaciones infrarrojas como las ultravioletas siguen el aumento general, si bien las UVB (causantes de las quemaduras solares y de la inflamación de la córnea) parece que aumentan más.
La resistencia del aire también se ve afectada por la altitud ya que disminuye densidad al disminuir la presión barométrica. Este hecho es importante en dos sentidos.
1. Porque la reducción de la densidad del aire reduce el trabajo que deben realizar los músculos respiratorios para vencer la resistencia de las vías aéreas.
2. Porque esta reducción en la densidad del aire también reducirá la resistencia que tiene que vencer un corredor, esquiador o ciclista para mantener una velocidad determinada.
Resumen: El factor físico más importante en la altitud es la disminución de la presión barométrica, que es progresiva conforme subimos a mayores altitudes. Debido a esa disminución disminuye la presión parcial de oxígeno del aire, con lo que baja la presión de oxígeno en la sangre arterial, dando lugar a una hipoxia relativa. También disminuirán la temperatura, la humedad relativa, la fuerza de gravedad y la resistencia del aire. Y aumentarán las radiaciones.
Respuesta fisiológica aguda a la altura.
Consideramos respuesta aguda la puesta en marcha de los mecanismos regulatorios que se producen en el organismo como consecuencia de la exposición súbita a la altitud (hipobaria) hasta el tercer día aproximadamente, considerandose respuesta crónica o adaptación los cambios que se producen a partir de ese día.
En reposo:
El factor principal que afecta la respuesta del organismo a la altitud es la disminución de la presión barométrica, que producirá un descenso de la presión parcial de oxígeno en el aire inspirado. Debido a ello, el gradiente de presión entre el alveolo y la sangre venosa del capilar pulmonar disminuirá en la altitud y la presión de oxígeno en la sangre arterial (Pa O2) se reducirá. Los quimioceptores situados en la aorta y en los cuerpos carotideos, al ser muy sensibles a los cambios en la PaO2, mandaran impulsos al centro respiratorio para aumentar la ventilación pulmonar. Así pues, la primera respuesta aguda a la altitud es el aumento de la ventilación.
La segunda respuesta es el aumento del gasto cardíaco mediante un aumento de la frecuencia cardíaca, fundamentalmente debido a un aumento de la actividad simpática. Este aumento del gasto cardíaco se produce solo en la respuesta aguda, ya que en estadías prolongadas el gasto disminuye debido a una disminución del volúmen sistólico. La frecuencia puede incrementarse por ejemplo un 10% a 2000 metros durante los 3 primeros días y hasta un 50% a 4500 metros, luego con la aclimatación desciende, por esta razón puede ser utilizada como índice de adaptación.
A nivel hematológico, se observa en esta fase aguda una pérdida de volumen plasmático, que produce una hemoconcentración. Esta hipovolemia parece causada por una serie de factores entre los que se encuentran el aire frío y seco, que aumentará la perdida insensible de agua por las vías respiratorias, asociada a la hiperventilación y un posible aumento de la permeabilidad de la pared capilar. También se aprecia un aumento del pH de la sangre, debido a la pérdida excesiva de CO2 (hipocapnia) a través de los pulmones por el aumento de la ventilación, dando lugar a una alcalosis respiratoria. Esta alcalosis tarda de dos a cuatro días en compensarse por la excreción de bicabornato por los riñones. Otro efecto hematológico agudo importante es el aumento de 2, 3 - difosfoglicerato, casi inmediatamente después de la llegada a la altitud. Este aumento producirá una disminución en la afinidad de la hemoglobina por el oxígeno, con lo que la curva de disociación de la hemoglobina se desplazará hacia la derecha, favoreciendo la liberación de O2 a los tejidos.
Durante la exposición aguda, las catecolaminas, los corticosteroides, la hormona antidiurética, las hormonas tiroideas y el glucagón aumentan en forma importante, por el contrario la aldosterona y la renina disminuyen. Mientras que los niveles de insulina se incrementan en la fase aguda, regresan a los valores normales al cabo de una semana. Durante la hipoxia crónica, en reposo disminuye o no se modifica. La testosterona y las hormonas gonadotroficas aparentemente no se modifican por exposición aguda a la altura. Pasados unos días estos valores se normalizan permaneciendo solamente baja la insulinemia y posiblemente elevadas las catecolaminas.
Metabolismo:
Desde el inicio, tanto en la fase de hipoxia aguda como crónica hay una importante disminución en el uso de lipidos como sustrato energético (cociente respiratorio de 0,7) y un incremento en el uso de carbohidratos (cociente respiratorio de 1,0). Varios estudios realizados en altitud confirman el mayor porcentaje de energía partir del consumo de carbohidratos. Un cociente respiratorio más elevado, a una presión alveolar de CO2 incrementa la PO2 alveolar mejorando la disponibilidad de O2 por lo que podria ser considerado un mecanismo compensatorio. En la exposición aguda a la altura, existe una menor glucemia, sin embargo la captación de glucosa libre dentro de la célula (glucocitosis). Esta podría ser otra causa de los niveles bajos de lactato durante el ejercicio y en los nativos.
También durante la fase aguda aumenta la tasa metabólica basal, parece que el efecto depende de la altitud y persiste durante la exposición crónica por arriba de los valores normales. Probablemente se deba al incremento de las catecolaminas pero debe considerarse que este incremento en el consumo diario de energía debe equilibrarse con un aumento en la ingesta alimentaria para minimizar la perdida de peso.
En el sistema nervioso autónomo se produce durante la fase aguda una hiper - simpaticotomía, mientras que en la fase crónica predomina una hiper parasimpaticotomía.
Durante la aclimatación se produce una disminución del agua extra e intracelular, asi como una disminución en el volúmen plasmático, el ejercicio puede confundir o agravar este efecto. Por esta causa suelen observarse disminución en el peso corporal sin disminución real de la masa corporal.
En ejercicio:
Cuando se realiza ejercicio físico en altitud, la ventilación y la frecuencia cardíaca se mantienen elevadas por encima de los valores a nivel del mar, para la misma carga de trabajo. Estos cambios no logran compensar el efecto que la hipoxia, debida a la menor PaO2 produce en el consumo máximo de oxígeno y en el rendimiento aeróbico, viéndose estos parámetros claramente disminuidos.
Hasta hace relativamente poco tiempo, era aceptado que el consumo de máximo de O2 disminuía en altitudes a partir de los 1200 - 1500 metros siendo esta disminución mayor cuanto más elevada fuera la altitud. La mayor o menor dismiución también dependía de factores individuales . Con respecto a ello, algunos autores pensaban que las personas sedentarias con baja capacidad aeróbica se verían más afectadas en su consumo de oxígeno máximo que las entrenadas con alta capacidad de consumo de O2 . Estudios recientes confirman que la altitud no solo afecta más a deportistas de elite, sino que a partir de 900 metros estos sufren una disminución significativa del consumo de O2 sin que las personas sedentarias se vean afectadas a esa altitud. Factores relacionados con la capacidad de difusión pulmonar en relación con la superficie corporal o en relación al valor absoluto de consumo máximo de O2 se consideran como causa de esta respuesta diferencial. Por otro lado en esta etapa se observan niveles de lactato superiores a los encontrados a una mismo carga de trabajo submáxima a nivel del mar, probablemente mediada por el aumento de catecolaminas.
Como consecuencia de esta respuesta fisiológica, habitualmente se observan algunos sintomas como insomnio, cefaleas, vértigo, apatía, falta de apetito, fatiga prematura durante los esfuerzos físicos, broncoespasmo en hiperreactivos bronquiales, taquiarritmias, hipertensión arterial. Estos síntomas mejoran con la aclimatación gradual y no suelen tener complicaciones en altitudes moderadas.
Respuestas fisiológicas crónicas. Aclimatación y adaptación a la altitud:
Los efectos de la altura son tiempo dependientes y permiten distinguir dos estrategias de regulación biológica para sobrevivir en un ambiente hostil de acuerdo al tiempo de exposición, una de aclimatación y otra de adaptación. Una tercera estrategia comprende los fenómenos regulatorios que pueden cambiar casi instantáneamente en la exposición aguda (ver respuestas agudas). La aclimatación es una adaptacion fenotípica, es decir que se desarrolla en el transcurso de la vida del individuo. Son cambios reversibles que desaparecen al cesar el estímulo hipóxico.
La adaptación es definida como el desarrollo de ciertas características anatómicas y fisiológicas, provocadas por los agentes estresantes del ambiente, y que permiten al ser vivo vivir en la altura sin necesidad de cambios en su organismo. Las adaptaciones son pregresiva y genéticamente fijadas, y son permanentes. La capacidad de adaptación puede ser un rasgo genéticamente fijado de un individuo o de una especie.
En los individuos nacidos en la altura suelen encontrarse algunas modificaciones estructurales tales como el aumento del diámetro torácico, mayor hipertrofia cardíaca, y otras modificaciones estructurales y funcionales. En algunos animales se observa una adaptación genética, como por ejemplo la llama, el guanaco, o la oca cenicienta que vuela a 8000 metros de altitud.
Cuando la estadía en altitud se prolonga unos días se producen una serie de adaptaciones fisiológicas en el organismo (algunas iniciadas desde el primer momento y otras de aparición más tardía) encaminadas a compensar la menor presión de O2 en el aire inspirado.
Respiración:
A pesar de que la concentración de O2 en la atmósfera no cambia, la presión parcial si lo hace ostensiblemente. Si una persona no aclimatada asciende en poco tiempo a una altitud moderada, o alta sufre una serie de síntomas, conocidos como mal agudo de montaña. La base del problema parece estar en la pérdida excesiva de CO2 por los pulmones y la consecuente pérdida de bicarbonato, junto a la relativa hipóxia, favorecen la salida de iones de potasio desde el compartimento intracelular al extracelular. Los mecanismos que pueden llevar a esta situación son los siguientes:
El descenso de la PO2 atmosférica y de la PO2 alveolar produce la estimulación de los quimioreceptores periféricos, especialmente de los cuerpos carotídeos, pero no de los del SNC. Esta estimulación incrementa la ventilación alveolar, por aumento de la profundidad y frecuencia respiratoria y disminuye el espacio muerto respiratorio; ambos cambios llevan a una mayor pérdida de CO2 y descenso de la PCO2 por lo tanto al establecimiento de hipocapnia arterial (alcalosis respiratoria). La hipóxia también puede generar una vasoconstricción en la circulación pulmonar y elevar la presión media de perfusión, llegando a generar cuadros de hipertensión pulmonar. Todos estos mecanismos se hacen más notorios en grandes altitudes de entrenamiento.
La ventilación permanece aumentada durante toda la estadía en altura. Sin embargo las personas que nacen y viven en altura presentan una respuesta completamente diferente, pues tienden a hipoventilar y a mantener un menor gradiente alveolo-arterial de O2 , prsiblemente debido a que tienen una mayor capacidad de difusión pulmonar y una mayor densidad capilar pulmonar.
La hiperventilación que se realiza en altitud irá acompañada de una disminución de la PaCO2 (hipocapnia), que se acompaña de un aumento del pH en el líquido cefaloraquídeo, ya que CO2 atraviesa fácilmente la barrera hematoencefálica. Para evitar que el líquido cefaloraquídeo se alcalinice, se excreta bicarbonato del LCR, lo cual mantiene el estímulo sobre los quimiorreceptores periféricos. Esta hipocapnia puede provocar vasoconstricción cerebral.
Transporte de oxígeno:
Después de unos 3 a 6 días el gasto cardíaco disminuye, tanto en reposo como en ejercicio submáximo debido a una disminución del volúmen sistólico.
Algunos autores opinan que después de períodos muy largos de aclimatación el gasto puede acercarse a valores obtenidos a nivel del mar. En grandes altitudes la frecuencia cardíaca máxima disminuye, llegando a valores como de 135 latidos por minuto; quizás pueda entenderse este fenómeno como un mecanismo de protección ante requerimientos metabólicos en esfuerzos excesivos en hipóxia hipobárica.
El 2,3-DPG se mantiene elevado durante la estancia en altitud con el correspondiente efecto de desplazamiento a la derecha sobre la curva de disociación de la hemoglobina, favoreciendo la liberación de O2 a los tejidos.
La producción de glóbulos rojos que comienza durante la exposición aguda a partir de los 1500 metros (entre los 3 a 5 días de estadía) se hace palpable aproximadamente a las dos semanas aproximadamente. El origen de esta producción es el estímulo que realiza la hipoxemia a nivel renal, produciendo un aumento en los niveles de eritropoyetina que llega a punto máximo aproximadamente al mes, que a su vez estimulará la producción de eritrocitos en la médula ósea. El volumen plasmático permanecerá disminuido durante aproximadamente dos meses.
El consumo máximo de O2 mejora durante el período de aclimatación, debido a la mejora del transporte de O2 , pero sin llegar a los valores alcanzados a nivel del mar.
Hormonas:
Las modificaciones hormonales son de difícil valoración por la cantidad de factores externos que influyen en las personas expuestas a la altitud, como son el frío, el estrés, el ejercicio físico, etc. lo cual da resultados contradictorios. De los pocos estudios existentes se puede concluir que los niveles de catecolaminas están aumentados durante las estadías en altitud y en personas aclimatadas, tanto en reposo como en el ejercicio, al igual que la hormona del crecimiento (HGH).
Los ejercicios en alturas extremas (superiores a 4000 metros) originan una elevación de la HGH. Por otra parte, en estudios de autores como Reynaud, la HGH está mas elevada en reposo en los nativos de las montañas que en los habitantes de nivel del mar. Estos, al ascender en la montaña, aumentan los niveles de reposo, aunque no alcanzan los encontrados habitualmente en los nativos. Tras un ejercicio efectuado en estas cotas, los niveles plasmáticos de HGH se elevan más en los montañeros frente a los valores encontrados en los nativos para el mismo esfuerzo.
Igualmente, y de acuerdo con los diversos autores, la HGH en estas altitudes posee un período de liberación más tardío y de menor vida media en los montañeros, por un posible defecto en el aclaramiento hormonal.
Metabolismo muscular:
En este apartado es donde existe mayor controversia entre diferentes investigadores. El hecho de que las modificaciones a nivel del metabolismo muscular van a influir mucho en el rendimiento y que los cambios son más duraderos que las adaptaciones que las logradas por otros medios, hacen esto más interesante no solo para las estancias en altitud sino para el posterior regreso a nivel del mar. El sentido y la magnitud de esas modificaciones nos pueden ayudar a conocer los factores que estimulan o inhiben las vías energéticas. Por la relación que tienen entre si todos los componentes musculares, se consideran bajo el mismo epígrafe todas las modificaciones tanto histológicas como metabólicas.
Resumen de las adaptaciones principales y las que se producen a mediana altitud. Durante el ejercicio exhaustivo en altura se ha encontrado que los sustratos de nucleótidos de adenina fueron menos depletados y hay una menor degradación de glucógeno. Mientras tanto un elevado pH intramuscular, y bajas concentraciones de lactato en músculo y sangre se encontraron en sujetos aclimatados.
Masa muscular:
La mayoría de los autores coincide en que durante estancias muy prolongadas en altitud hay una pérdida de masa corporal, sobre todo por encima de los 5000 metros. Existen pocos estudios al respecto. Sin embargo, en estudios llevados a cabo a 5050 metros por B. Kayser encontraron que la hipertrofia muscular en flexores del codo era 2/3 de la del nivel del mar, asi parece ser que la hipóxia crónica reduce el potencial para la hipertrofia del músculo esquelético humano. Probablemente este efecto se deba a alteraciones hormonales como la disminución de los valores de insulina. Si bien la hormona del crecimiento aumenta durante el ejercicio en hipóxia aguda, la acción sobre el músculo esquelético es probablemente mediada por el factor de crecimiento insulínico. Por otro lado en altitudes de 2000 metros la masa muscular no sufre efectos importantes. Grosor de fibras: Después de estancias superiores a los 4000 metros se aprecia una reducción del tamaño de las fibras musculares, principalmente debido a la pérdida de proteínas miofibrilares. Aún no se ha podido diferenciar si esto se debe al efecto de la hipóxia o a la atrofia fisiológica debido a la menor cantidad de la actividad física y/o nutricional.
Mitocondrias:
Los estudios en los que se ha valorado la cantidad (volumen) de mitocondrias en el musculo, después de estancias en altura, muestran datos muy contradictorios; en algunos de ellos se aprecia un mayor número de mitocondrias pero de menor tamaño. Otros autores han mostrado aumentos en la cantidad de proteínas mitocondriales o en el volumen relativo, evidenciando una posible activación de las estructuras responsables del metabolismo aeróbico. Por contraposición a esos resultados, estudios recientes, pero realizados tras estancias superiores a 6000 metros, muestran disminución en el volumen total de mitocondrias musculares de casi un 20%.
La divergencia entre estos estudios (algunos de ellos realizados por los mismos autores, con la misma metodología) solo es explicable por las diferentes altitudes utilizadas y por la influencia del ejercicio físico y de una nutrición incorrecta.
Mioglobina:
La mioglobina realiza una importante función en la fibra muscular, facilitando el transporte de oxígeno del capilar a la mitocondria y además como almacén de O2 . También podría tener la función de matener suficientemente baja la presión intracelular de O2 para facilitar el gradiente de difusión del oxigeno capilar al interior de la célula. En el músculo humano los datos son muy escasos, aunque parecen indicar que las personas que nacen en altura, las concentraciones de mioglobina son mayores, mientras que las que realizan un período de aclimatación en altitud, en algunos casos aumenta y en otros no. Algunos estudios encontraron después de un período de entrenamiento intensivo, una disminución de la mioglobina en deportistas de élite, mientras que en situaciones de altitud, cuando el estímulo de hipóxia es suficientemente intenso, se producen en el músculo entrenado aumentos significativos en la concentración de mioglobina.
Capilares:
Los estudios llevados a cabo en alturas moderadas muestran una clara tendencia a que aumente la densidad capilar en el músculo, se discute si hay un aumento de la densidad capilar o si se debe a la disminución del tamaño de la fibra muscular. En este último caso mejora la distancia de difusión de los nutrientes.
Utilización de sustratos:
En los pocos estudios realizados en seres humanos, se ha observado que durante el ejercicio submáximo en exposición aguda hay un aumento en la movilización de ácidos grasos libres y de su metabolismo. También se observó que después de un período de aclimatación de 18 días a 4300 metros (altitud elevada) , los niveles de ácidos grasos libres en reposo eran tres veces superiores a los de nivel del mar, y que realizando ejercicio submáximo, al 85% del VO2 máx. la deplección de glucógeno era mayor, lo que evidenciaba una mayor utilización de grasas. Este aumento en la movilización de ácidos grasos puede atribuirse al incremento de catecolaminas.
Metabolismo glucolítico:
Cuando se estudiaron las actividades de las enzimas glucolíticas en animales no se encontraron cambios con respecto a nivel del mar. Sin embargo cuando se estudiaron en seres humanos se observaron grandes discrepancias. En estudios a 2300 metros con deportistas de élite, con grupo control mostraron una disminución de enzimas glucolíticas (PFK y LDH) en el grupo que enctrenaba en altitud.
Metabolismo oxidativo:
En el estudio mencionado anteriormente se abservó un aumento significativo de las enzimas oxidativas. Cuando se utilizó un modelo de ejercicio con una sola pierna, utilizando la otra como control, para poder realizar la misma intensidad y volumen de entrenamiento en valores absolutos, en altitud y a nivel del mar durante cuatro semanas, las piernas que entrenaron a nvel del mar aumentaron sus enzimas oxidativas, pero las que entrenaron en altura aumentaron significativamente mayor.
Capacidad tampón (buffer):
Mizuno et. al. (1990) realizaron un estudio de esta capacidad en relación a la altitud; en el se ha comprobado que después de un período de entrenamiento en altitud moderada de 2500 - 3000 metros, un grupo de esquiadores de fondo, de alto nivel, mostraron un VO2 máx. estable en diferentes tests. Sin embargo, encontraron que el déficit maximo de O2 se había incrementado y esto reflejaba mejor rendimiento en carreras cortas. Biopsias musculares mostraron una capacidad buffer incrementada en el tejido muscular y dicha mejora se correlacionaba con una mejora de la capacidad anaeróbica glucolítica.
Energética del metabolismo muscular en altura:
El costo neto de energía de la contracción muscular no cambia en la exposición aguda o crónica (Carretelli 1980). Por lo tanto, la eficiencia mecánica del ejercicio, por ejemplo ciclismo, remo, es la misma. La energía necesaria para ejercicios de resistencia es esencialmente derivada del metabolismo aeróbico. Una disminución de la fracción inspirada de O2 (PIO2) lleva a un decremento de la capacidad aeróbica máxima (VO2 máx). La relación entre PIO2 y el % del VO2 a nivel del mar no es lineal, teóricamente refleja la forma de la curva de disociación del oxígeno (Ferreti 1990). Esto podría explicar porque atletas desaturan más que los sedentarios (Powers et. al. 1988), por lo que experimentan una mayor caída en el VO2 máx. cuando ejercitan en hipóxia. Otros estudios describen una mejora en la eficiencia mecánica en la carrera luego de 20 días de entrenamiento en altitudes moderadas.
Valoración de los efectos posteriores a la altitud:
Consumo máximo de oxigeno: Es difícil hacer una valoración exacta pero algunos autores opinan que la altitud tiene un efecto más positivo en los deportistas con valores más bajos de VO2 máx lo cual es lógico pues cuando se tienen valores elevados de VO2 es más difícil mejorarlo.
Adaptaciones hematológicas:
El aumento de 2,3-DPG desaparece rápidamente al regresar al nivel del mar. Al regresar de un período de estancia en altitud se observa un aumento en los valores de glóbulos rojos y hemoglobina en sangre así como un volumen plasmático disminuido. El aumento de glóbulos rojos podría ser una ventaja para el transporte de oxígeno al músculo, sobre todo cuando el gasto cardíaco regrese a valores normales (3 a 5 días del retorno al nivel del mar).
Las mejoras claras de los niveles de eritropoyetina se han observado a partir de los 3000 metros, aunque efectos practicos en altitudes como la de ciudad de México (2300 metros) se observan niveles elevados de glóbulos rojos en sus habitantes. Hay que tener en cuenta que solo el riñón nota los niveles de PO2 normalizado; se disminuye la producción de eritropoyetina y la fabricación de GR, con lo que en un período corto (No se sabe con exactitud) el deportista vuelve a sus niveles de pre - altitud. Algunos autores consideran que el hematocrito no aumenta debido al aumento de GR, sino por la disminución del volúmen plasmático y que, para que aumente claramente la hemoglobina se necesitan de 3 a 4 semanas de estancia en altitud. No se conoce con exactitud la duración de las mejoras a nivel hematológico a la vuelta a nivel del mar.
Adaptaciones respiratorias:
La hiperventilación que se observa a grandes alturas continúa varias semanas después del retorno a nivel del mar, aunque en un primer momento al perderse el estímulo de la hipoxia en los quimioreceptores periféricos, se reduce la ventilación. Esta disminución de la ventilación hará que aumente la PCO2 por encima de los valores anteriores; el aumento en la PCO2 elevará los niveles de CO2 en el líquido cefaloraquídeo, lo cual bajará el pH y estimulará los quimioreceptores centrales y aumentará la ventilación. Por ello, la hiperventilación continua varias semanas después de la vuelta a nivel del mar, hasta que los valores de bicarbonato del LCR vuelven a la normalidad. Si bien no parece que el aumento de la ventilación máxima puede influir en los valores del VO2 max, ya que la ventilación no se considera un factor limitante, algunos autores consideran que podría ser beneficiosa en algunos deportes.
Adaptaciones metabólicas:
Uno de los factores principales para el rendimiento aeróbico y el metabolismo energético, es la mayor o menor densidad capilar en el músculo. Se conoce que la exposición a la hipoxia favorece la proliferación de capilares musculares; también es un hecho conocido que el entrenamiento de resistencia también produce esos cambios; está por verificarse todavía si ambos estímulos en deportistas de alto nivel, se potencian o no. En estudios bien controlados se observa una tendencia al aumento de la densidad capilar.
Otro de los factores fundamentales para el metabolismo energético muscular es la actividad de las encimas oxidativas. Teniendo en cuenta los pocos datos disponibles hasta la fecha, se podría concluir en forma preliminar que el entrenamiento en altitud es beneficioso para el metabolismo oxidativo muscular y el rendimiento aeróbico siempre que se mantengan los mismos niveles de entrenamiento. En caso contrario, dicho entrenamiento será negativo, por lo que, cuando no sea totalmente seguro que en altitud se van a poder mantener las mismas cantidades de entrenamiento que se harían a nivel del mar, es preferible no entrenar en altitud buscando una mejora aeróbica. Este comportamiento diferenciado del metabolismo aeróbico podría explicar los contradictorios resultados en el consumo máximo de oxígeno que se obtienen, algunas veces, a la vuelta de períodos de entrenamiento en altitud.
El otro gran componente del metabolismo energético muscular son las enzimas de la vía anaeróbia. Desde un punto de vista teórico, cuando se quiere entrenar de una manera anaeróbica, este entrenamiento se verá favorecido por la altitud, debido a la hipoxia que ello implica. En varios estudios en lo que se valoró el rendimiento en pruebas de gran componente anaeróbio se observaron mejoras después de estancias en altitud en la que se realizó un entrenamiento de tipo anaeróbio. Estas mejoras no pueden achacarse a mayor cantidad de fosfatos de alta energía, ni a una mayor actividad de enzimas glucolíticas (Aumentan en estadías prolongadas a gran altitud).
La tercera causa que puede ser atirbuible a una mayor capacidad tampón del musculo esquelético. Un estudio realizado al respecto en músculo humano ha mostrado una mejora en el rendimiento anaeróbio.
Estudios realizados en los altiplanos de Kenia abren también nuevas perspectivas, pues orientan sobre la idea de que el entrenamiento en altitud puede mejorar los valores de déficit acumulado de oxígeno, lo que implica mejora de la capacidad anaeróbia. También parece que disminuye la producción de amoníaco en el músculo en ejercicio, o aumentan su aclaramiento.
En resumen, el entrenamiento en altitudes moderadas puede tener un efecto beneficioso en el metabolismo muscular, pero teniendo en cuenta que hay que mantener unos niveles de entrenamiento similares en intensidad y volumen a los que se realizarían a nivel del mar, hay que enfocar el entrenamiento para mejora un solo componente metabólico, hay que plainficar en que momento o momentos de la temporada se realiza y hay que individualizar las cargas de entrenamiento. Además debido a la respuesta tan individualizada de los deportistas a la altitud, es conveniente realizar una estancia previa en altitud para valorar esas respuestas.
Máxima performance en altitud y fatiga muscular:
Como es bien sabido, la intensidad del ejercicio máximo invlucrando grandes grupos musculares decrece en la altitud. Esta reducción en la potencia máxima es mayor a mayor altitud, y no parece ser influenciada por la aclimatación (Cerretelli, 1980; Ward, et. al. 1990). Por lo contrario, durante el curso de la aclimatación la máxima acumulación de lactato en sangre como consecuencia de un ejercicio de alta intensidad decrece progresivamente. (Eduards, 1936; Cerretelli 1980; West, 1986). Este fenómeno también es conocido como la "paradoja del lactato" aún no tiene explicación. En sujetos aclimatados a gran altitud (5000 metros.) biopsias del musculo vasto lateral tomadas inmediatamente despues de un test progresivo de ciclismo mostraron que en el agotamiento, el sustrato de energía nucleótido de adenina fué menos deplectado, tenía menos lactato acumulado, menos glucógeno degradado mientras que el pH muscular era más elevado comparado con las mismas condiciones a nivel del mar (Green et al. 1989). Un alto pH muscular y bajo nivel de lactato también fué confirmado por otros autores (Bender, et. al.; Green et. al.; Young et al.). Varias hipotesis han sido investigadas para explicar este fenómeno, como la disminución de la capacidad buffer, la capacidad de la exitabilidad de las motoneuronas alfa en el sistema nervioso central provocadas por la hipoxia hipobárica a partir de estudios realizados por B. Kayser, se realizaron determinaciones electromiográficas y metabolicas de los factores que limitan la performance y la influencia de la masa muscular en la fatiga, no encontraron signos de fatiga, electromiográficos ni metabólicos. Una conclusión de estos trabajos es que la fatiga en grandes altitudes, en hipóxia crónica y para esfuerzos de grandes grupos musculares, el sistema nervioso central (SNC), tiene un papel limitante en esfuerzos llevados hasta el agotamiento. A gran altura la contribución diafragmática a la ventilación durante el ejercicio decrece en el tiempo. Esta fatiga diafragmática puede contribuir, via inhibición refleja a una limitación de la activación motora en gran altitud. Sin embargo, queda abierta otra cuestión y otros posibles mecanismos, como la disminución de la disponibilidad de O2 en el SNC, esto también podría jugar un rol impotante.
Según Mishchenko y Monogarov al realizar trabajo pesado, sobre todo en altura, la disminución de la concentración de bicarbonato sería el responsable de la disminución de la aparición de lactato en sangre, provocando acidez intracelular y alcalosis extracelular, lo cual provoca fatiga muscular local como factor limitante en las cargas físicas efectuadas en la altura. Mediciones de pH muscular pos ejercicio mostraron valores significativamente más elevados que a nivel del mar. Podría postularse que existe un díficit en el transporte de protones H o de lactato pero se contradice con algunos hechos tales como la distribución en los compartimentos intra y extracelular de lactato es similar a la de normoxia b) La cinética arterial de lactato durante la recuperación post esfuerzo supramáximo hasta el agotamiento es similar a la de normoxia c) El pH muscular es más alcalino. d) En el agotamiento el lactato arterial y muscular son más bajos que en normoxia.
Según Davies una alcalosis respiratoria a nivel del mar provoca un incremento en los niveles de lactato o una mayor capacidad glucolítica. Por lo tanto el efecto de aumento de la ventilación luego de la exposición a la altitud podría actuar por este mecanismo mejorando el rendimiento en esfuerzos supramáximos.
Conclusión:
El entrenamiento en altura es un recurso especial para generar una sobrecarga adicional que afecta al deportista en su totalidad. El momento de aplicación puede variar según el objetivo perseguido, puede ser el de mejorar la performance para competir en el llano (baja altitud) o para competir en altitud. En este último caso es importante conocer la altitud de la prueba pero sabemos que los efectos perjudiciales son dependientes de la misma, por lo que respetando el principio de la sobrecarga parece lógico no alcanzar repentinamente alturas elevadas para entrenar, sobre todo si sobrepasan los 3000 metros, algo habitual en Sudamérica. Las alturas de entrenamiento varían en un rango de 1700 a 2500 metros según diferentes autores sin embargo recomendable un rango entre 2000 y 2500 metros como máximo. Para entrenar en mayores altitudes, es razonable hacerlo en altitudes escalonadas inclusive con ascensos y descensos respetando los mecanismos de adaptación para cada altura, tal como se hace en el montañismo para evitar una caída brusca y significativa de la carga absoluta de trabajo y los efectos negativos de la hipoxia hipobárica por encima de las altitudes moderadas. Podemos esperar mejoras en la resistencia de base, en la resistencia a la fuerza, mejorar la capacidad buffer en el músculo esquelético para una mayor capacidad glucolítica anaeróbica, una mayor tolerancia a la fatiga y una mayor recuperación en períodos de competencia, mayor control de destrezas técnico tacticas (bajo condiciones afectadas por la hipoxia).
Cuando se plantea la necesidad de realizar entrenamiento en la altura es conveniente tener en cuenta previamente las evaluaciones médica, antropométricas y de capacidades condicionales del deportista. Aunque parezca obvio, conocer exactamente la altitud a la que se va a entrenar, el terreno y las condiciones climáticas de la misma. Sobre estos datos datos es posible determinar los objetivos y utilizarlos de manera conveniente dentro de la estructura de la planificación.
De esta manera, durante la fase aguda o de acomodación (3 a 5 días iniciales) se harán las siguientes recomendaciones generales:
- Al arribar moverse con cautela y no hacer trabajos intensivos de ningún tipo.
- Alimentarse con regularidad y moderación con una dieta rica en carbohidratos e hidratarse.
- Protegerse de la radiación ultravioleta con cremas pantallas y anteojos anti UV.
- Realizar controles de peso e hidratación
- Controles médicos y bioquímicos
- La actividad física o entrenamiento debe ser de baja intensidad, con pausas más prolongadas.
- Antes de partir debe constatarse un buen estado de salud, buena capacidad aeróbica y anaeróbica.
Luego de la acomodación le sigue el período de adaptación gradual de los mecanismos fisiológicos compensatorios que permiten una mayor capacidad de trabajo, según algunos autores puede durar de 3 a 6 semanas para una mayor eficacia del entrenamiento.
Durante este período la carga puede incrementarse gradualmente tanto en la resistencia aeróbica como en la velocidad, resistencia de fuerza y areas anaeróbicas. En la medida en que la aclimatación mejora las respuestas a la carga impuesta (factores individuales) se producirán mejoras en el rendimiento. Al final es recomendable 2 o 3 días de descarga.
Al regreso a baja altitud le sigue una fase de readaptación durante la cual aparecen algunos sintomas como irregularidad respiratoria, bradicardia, sensación de fatiga al esfuerzo, que se van regularizando gradualmente. Los efectos de la altura pueden evidenciarse entre los 7 y los 30 días de esta fase.

Dr. Manuel Parajón Víscido
http://www.sobreentrenamiento.com/

PASADAS: GANANDO VELOCIDAD


Cualquier corredor que se entrene para correr bien terminará, antes o después, haciendo pasadas o intervalos…
Es una parte inevitable del entrenamiento que consiste en series de esfuerzos rápidos en la pista, con una recuperación mínima entre cada uno. Se produce una gran demanda de oxígeno en el momento del esfuerzo y en la recuperación se repone sólo una parte del oxígeno consumido. Esto significa volver a correr ligero antes de haber recuperado del todo.
¿Por qué las pasadas? Son un gran entrenamiento anaeróbico que nos permitirá aumentar la capacidad para sostener un ritmo más veloz durante un tiempo más prolongado. Las pasadas son la manera más rápida de mejorar el estado físico, pero implican un gran riesgo de lesiones debido al stress a que el trabajo de velocidad somete a los músculos, articulaciones, tendones y ligamentos, por lo que no deben hacerse hasta que el cuerpo no haya adquirido la fuerza necesaria.
“ El punto esencial para correr es la constancia -dice Frank Shorter- y lo principal son las pasadas. No puedo decirles cuántas pasadas hacer, cada uno encontrará su propio nivel, pero una vez por semana deben matarse corriendo”.
Suena simple, sin embargo es difícil de implementar. ¿ Cuántas pasadas? ¿ de qué distancia? ¿ Cuánto tiempo de recuperación? Esas son las preguntas que los corredores vienen haciéndose desde que el entrenador alemán Woldmar Gerschler usó por primera vez las pasadas como entrenamiento extensivo en 1940 para preparar a Rudolph Harbig para el récord mundial de 800 metros.
Cuando estaba en el pico de su entrenamiento, Shorter hacía pasadas 3 veces por semana, como parte de sus 140 millas semanales, pero él mismo dice que una vez por semana es suficiente para los que corren 40-50 millas semanalmente. “ En cuanto estén en mejor forma querrán correr más millaje para sostener las pasadas cada vez más intensas y difíciles”. (nota trad. 1 milla= 1.609 km)
Hacer intervalos es generalmente más fácil en un grupo. ¿Cuántos y de que distancia? Hay muchas respuestas posibles Shorter recomienda hacer las pasadas a velocidad de carrera en una distancia de 5.000 metros para mantener las piernas al ritmo de una carrera o más ligero. Por ejemplo, si su tiempo en una carrera de 5 km es de 19 minutos las pasadas deberían ser de por lo menos 6 minutos la milla o 90 segundos los 400 metros.
Según el cálculo de Shorter, alguien que corre los 5 km en 15.30 debería hacer sus pasadas de 400 mts en 75 segundos. El no cree en hacer un gran volumen de pasadas, ya que esto lleva al agotamiento. Puede haber un beneficio fisiológico en hacer 16 ó 20 pasadas de un cuarto de milla, en lugar de 8 ó 10, pero desde el punto de vista psicológico puede volverse insostenible en un período largo. Ya sea que se hagan pasadas de 200, 400 u 800 metros, debe encontrarse el estilo que se adapte a cada corredor para que el entrenamiento sea alcanzable. Algunos corredores prefieren correr escaleras o pirámides de 1 milla, 1/2 milla, 400 y 200 y sentir que corren cada vez más rápido, como en una carrera, para aprender a regular el esfuerzo. En este caso el objetivo es que la última pasada sea la más ligera. En caso de agotamiento se aconseja acortar la distancia y mantener la velocidad para completar el entrenamiento, pero nunca abandonar el trabajo, porque uno de esos días de agotamiento puede ser el día de la carrera y se debe aprender a atravesarlos como parte de la preparación.

Los cambios de ritmo de Craig Masback

El entrenamiento diseñado por Masback, comenzaba con 6 pasadas de 300 mts con 2 minutos de descanso, luego 4 de 1.100 metros interrumpidas por 800 metros de trote y, finalmente, los últimos 300 metros a velocidad total. Al comienzo de la temporada, los 800 metros los hacía en 2.15 y los 300 del final en 45 segundos, cuando ya estaba en forma, hacía los 800 en 2 minutos y los 300 en 40 seg.
Para Arturo Barrios, cinco veces récord mundial, el entrenamiento favorito era : 10 pasadas de 1.000 metros en la pista, con un corto trote de recuperación. En su opinión, si podía hacer las pasadas en 2.40, siempre un poco menos en las dos últimas, sabía que estaba en muy buena forma para la carrera. “ Este entrenamiento me daba mucha confianza, después de 10 tramos de 1 km, sabía que todo lo que tenía que hacer era ponerlos todos juntos el día de la carrera”
Barrios hacía este entrenamiento semana por medio hasta dos semanas antes de la carrera, reduciendo los tiempos cada semana. Los corredores amateur pueden usar los mismos principios en sus entrenamientos que los corredores de elite, aunque la cantidad y la intensidad sea menor. La razón para hacer estos intervalos es aprender a cambiar de ritmo “ hay gente que no puede cambiar el ritmo de su carrera aunque haya un terremoto” dice Barrios. Otra manera de aprender a cambiar de ritmo es hacer estiradas de 100 x 300 después de trotar.

La Pirámide de Hogen

Para los corredores que desean aumentar su velocidad en la milla, los 3 o los 5 km, Hogen recomienda un entrenamiento que consiste en 800 metros a velocidad, 4 minutos de trote, 600 metros a velocidad con 3 minutos de trote; 400 metros rápido con 2 minutos de trote y, para terminar, un pique de 200 metros.
Este entrenamiento en pirámide fue muy utilizado por los corredores de larga distancia en Alemania. El principio básico es que para poder correr ligero en la carrera se debe haber corrido aún más rápido en los entrenamientos. Para la mayoría de los corredores, una sesión de trabajo de velocidad por semana es suficiente, según Hogen, ya que más carga puede terminar en lesiones.
Para los que se inician, Hogen recomienda comenzar con repeticiones de 200 ó 400 metros. Se debe siempre comenzar suave y aumentar la velocidad en los últimos 200 metros.

Traducción: Patricia Aragón
aragonpatricia@yahoo.com.ar
FUENTE: www.fcmax.com

viernes, 11 de julio de 2008

¿QUÉ PASA EN NUESTRO CUERPO CUANDO PERDEMOS LÍQUIDO?

En promedio, el cuerpo humano pierde un litro de fluído por hora de ejercicio. En casos de calor extremo y humedad, el promedio se puede aumentar a tres litros en una hora. Los datos de abajo muestran qué pasa en el cuerpo según el porcentaje de agua que se haya perdido de tu peso original. Es importante aclarar que el peso que se está perdiendo es de agua, por lo que esto no significa que tu peso va a reducirse desde ese momento en adelante, pues el agua se debe recuperar. Por ejemplo, si pesás 80 kg y corrés 20 km, y luego tu peso es de 76,3 kg, esto indica que perdiste el 4% (3,2 kg) de tu peso, lo cual es demasiado para mantener un rendimiento óptimo y, además, peligroso para tu salud.

- 0% : Nada. Rendimiento óptimo, la temperatura se mantiene bien regulada.
- 1% : Primeros síntomas de sed, la regulación de la temperatura se altera, el rendimiento decae poco.
- 2-3% : Aumenta la sensación de sed, el rendimiento es muy difícil de mantener.
- 4% : El rendimiento deportivo decae en un 20 a 30%.
- 5% : Dolor de cabeza, mal humor, sensación de fatiga profunda.
- 6% : Pérdida severa del sistema de regulación de temperatura.
- 7% : En caso de no detener el ejercicio se producen desmayos.
- 10% : El cuerpo puede llegar a estado de coma.
- 11% : En el mayor de los casos, la muerte.

Fuente: Rev. Cultura Atleta