sábado, 11 de julio de 2009

Parto y Puerperio

Y llegué a la semana 40 de embarazo, término de la gestación, sin novedades ni mayores cambios. A esta altura, la panza era enorme y ya caminar un poco era demandante. Esto, sumado a la gran ansiedad por la inminente llegada de la bebé, dejó a la actividad física en un segundo plano durante las últimas tres semanas. Cada día, a cada momento, podía ser “El Momento”. Pero “El Momento” parecía no llegar nunca, ni siquiera me daba indicios! Llegué a la semana 40 sin haber tenido contracciones. Y los días siguieron pasando de la misma manera hasta cumplir 41 semanas, fecha en la que tuve que internarme por disposición del obstetra para una inducción. En mi caso la misma no prosperó y no me quedó otra que resignarme a la cesárea. El “pequeño” detalle fue el tamaño de Cata: 4,250 Kg.!! Difícil era que saliera por otro lado! Mi experiencia con la cesárea y la epidural no fue la mejor. No conozco tantos casos pero a mí me pegó un poco mal, me dio un frío inmenso y me “desvanecí” durante la operación: tengo un blanco entre que empezó la cesárea y hasta que terminó, durante el que no recuerdo nada. El dolor en las doce horas posteriores también fue peor de lo que creía. Y el cansancio, sumado a no poder dormir por la bebé, terrible. Pero eso fue la peor parte. Tener un hijo es lo más maravilloso que te puede pasar. Antes de experimentarlo me sonaba a frase creíble pero vacía porque es verdad que hasta que no lo vivís no sabés lo que se siente. Verla por primera vez fue único, súper emocionante. Y pasan los días y cada vez que la veo siento lo mismo, es como si estuviera flotando, en otro lado, no podés creerlo y no podés caer. A veces me pregunto por cuánto tiempo más me tendrá tan embobada. Sólo sé que mientras, tengo que difrutarla al máximo. Respecto a la actividad, fue notorio el empezar a moverme para recuperarme cuanto antes de la operación. Al otro día, aunque me dolía horrores caminar, me forzé a hacerlo cuanto pude porque – como me había dicho una obstetra – la actitud y ganas de recuperarse eran clave para sentirse mejor. Así, cada día mejoré mucho, con notables cambios. A la semana de dar a luz ya iba y venía como si nada. Aunque obvio que todo sin forzarme demasiado ni levantar pesos. Pero la experiencia de la maternidad hace que los primeros días prácticamente no salgas de tu casa (sobretodo porque el bebé aún no puede salir). Recién al mes me permitirán hacer actividad física, entendiendo por eso, caminar 30’. Y Correr? Recién a los dos meses. De manera que así estoy, tratando de recuperarme cada vez más y ver si esto último puedo llegar a negociarlo… jeje.

3 comentarios:

Lucardix dijo...

Buenisimo Saún!
Los seguidores del blog estábamos esperando el nuevo capítulo.

Quienes hemos tenido la posibilidad de visitarlos no lo dudamos: ¡están embobados! Y cómo no estarlo, con esa gordita divina que aunque no los deja dormir los tiene compradísimos!

Ya lo he hecho, lo vuelvo a hacer y lo haré mil veces mas: FELICITACIONES!!!

Marcela Laura Tarsia dijo...

Felicitaciones!!! e insisto con lo propuesto alguna vez por Lucas, hay que darle más difusión a esta experiencia.
No creo que haya muchos blogs sobre este tema en la web, ya que es específico para deportistas.
Puedo linkearlo al blog de Palermo Guan? puedo enlazarlo a mi Facebook??
Otro tema: si te dijeron un mes, es un mes, nada de negociar. Pasa rápido.

Marina dijo...

noooo!!! para correr son dos!! sí, podés pasar el dato. Gracias por los saludos!