jueves, 17 de diciembre de 2009


Aleksandr Vladímirovich Popóv (en ruso: Алекса́ндр Влади́мирович Попо́в y también conocido como Alexander Popov, nació el 16 de noviembre de 1971 en Sverdlovsk, la actual Ekaterimburgo) es un ex-nadador ruso que está considerado como uno de los mejores nadadores de la historia. Apodado como el Zar, Sasha o Big Dog mide 2 metros de altura y tiene un peso de 90 kilogramos.
El
23 de diciembre de 2004, se retiró de la natación después de ganar 9 medallas en los Juegos Olímpicos (4 de oro y 5 de plata), 13 medallas en el Campeonato Mundial de Natación (6 de oro, 4 de plata y 3 de bronce) y 26 medallas en el Campeonato Europeo de Natación (21 medallas de oro, 3 de plata y 2 de bronce).

Inicios
Nacido en Nizhnyaya Tura, Óblast de Sverdlovsk, sus padres son Vladimir Aleksandrovich Popov (1943) y Valentina Pavlovna de Popov (1949), siendo Aleksandr su único hijo. Comenzó a nadar a los 8 años en la escuela deportiva de niños y jóvenes del complejo deportivo Fakel en Lesnoy. Al principio tenía miedo al agua pero su padre insistió en que tomase clases de natación en el centro deportivo. Comenzó como nadador de espalda pero se cambió a estilo libre (también llamado crol) cuando se unió al equipo de Gennadi Touretski en 1990 por iniciativa del entrenador del equipo nacional de la Unión Soviética, Glep Petrov. Desde entonces se fue al Instituto australiano de deportes de Canberra, Australia para entrenar con su preparador.

Juegos Olímpicos Barcelona 1992
Su primera competición internacional fue en el Campeonato Europeo de Natación de 1991 celebrado en Atenas donde compitió con el equipo de la Unión Soviética y ganó tres medallas de oro, una en los 100 metros libres, la segunda en los relevos 4 x 100 metros libres y la tercera en los relevos 4 x 100 metros estilos. Al año siguiente, Popóv ganó los 50 y 100 metros estilo libre en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 así como la plata en los relevos 4 x 100 libres y los 4 x 100 estilos, siendo superado en ambas ocasiones por el equipo de Estados Unidos.

En 1993 participó en el Campeonato Europeo de Natación de 1993 disputado en Sheffield y ganó cuatro medallas de oro, en los 50 y 100 metros libres, en los relevos 4 x 100 metros libres y en los 4 x 100 metros estilos. Al año siguiente, en Mónaco, mejoró el récord del mundo de los 100 metros libres (48.21) del estadounidense Matt Biondi (lo mantuvo hasta el año 2000) y disputó el Campeonato Mundial de Natación de 1994 en Roma, donde una vez más se adjudicó el oro en las modalidades de 50 y 100 metros libres, siendo plata en las modalidades de relevos (4 x 100 metros libres y 4 x 100 metros estilos) trás el equipo de Estados Unidos.
Al finalizar el año fue premiado por la revista
Swimming World Magazine como el mejor nadador europeo del año. En 1995 volvió a ganar cuatro medallas de oro en el Campeonato Europeo de Natación de 1995 celebrado en Viena (50, 100, 4 x 100 libres y 4 x 100 metros estilos).

Juegos Olímpicos Atlanta 1996
En los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 repitió el éxito cosechado cuatro años antes (ganar la medalla de oro en los 50 y 100 metros libres), consiguiendo así ser el primero en conseguirlo desde Johnny Weissmüller, que lo hizo en 1924 y 1928. Además de los dos oros obtuvo junto con el equipo de relevos ruso, dos medallas de plata, en los 4 x 100 metros libres y los 4 x 100 metros estilos, siendo Estados Unidos en ambas ocasiones el vencedor. Le concedieron la Medalla del honor de Rusia en 1996 por sus contribuciones al deporte. También fue nombrado atleta ruso del año y atleta del año para la European Sports Press Union en 1996.

Un mes después de los Juegos Olímpicos de Atlanta, fue apuñalado en el abdomen con un cuchillo en Moscú durante una pelea con tres vendedores ambulantes. El cuchillo cortó una arteria y rozó uno de sus riñones, dañando la pleura.Tuvo que ser operado de urgencia y pasó tres meses de recuperación. Sin embargo, se recuperó y se presentó al Campeonato Europeo de Natación de 1997 celebrado en Sevilla y defendió sus títulos en 50 y 100 metros estilo libre, así como los dos títulos en relevos con el equipo ruso. Al año siguiente volvió a participar en el Campeonato Mundial de Natación de 1998 disputado en Perth y obtuvo la medalla de oro en los 100 metros libres, la medalla de plata en los 50 metros libres, tras el estadounidense Bill Pilczuk (esta fue su primera derrota desde 1991) y la medalla de bronce en el relevo 4 x 100 metros libres trás el equipo de Estados Unidos y el de Australia. Trás este año, recibió el premio especial de la Federación Internacional de Natación que lo reconoció como el nadador más destacado de la década. En el Campeonato Europeo de Natación de 1999 del año siguiente cosechó los peores resultados de su carrera ya que no pudo obtener ningún oro, fue bronce en los 50 metros libres tras Pieter Van den Hoogenband y Lorenzo Vismara, plata en los 100 metros libres tras Van den Hoogenband, otra vez plata en el relevo 4 x 100 metros libres tras los Países Bajos y bronce en los relevos 4 x 100 metros estilos tras los Países Bajos y Alemania. Fue elegido miembro de pleno derecho en el Comité Olímpico Internacional en diciembre de 1999.

Juegos Olímpicos Sídney 2000
El 3 de julio dio comienzo una nueva edición del Campeonato Europeo, que también se había celebrado el año anterior. Trás el pasado año que los resultados no le habían acompañado, la incógnita estaba en ver si sería capaz de ganar antes de los Juegos Olímpicos. En las clasificatorias rusas se clasificó brillantemente incluyendo un récord del mundo de 50 metros, con un tiempo de 21.64 segundos.Y en el europeo, una vez más se impuso en sus dos pruebas, los 50 y los 100 metros libres, por delante en ambas de Pieter Van den Hoogenband. Además de esos dos oros obtuvo otros dos con el equipo ruso en los relevos 4 x 100 metros libres y estilos.
Durante los
Juegos Olímpicos de Sídney 2000, quedó segundo en los 100 metros estilo libre y sexto en 50 metros estilo libre, rompiéndose así el sueño de ganar en tres Juegos Olímpicos consecutivos la medalla de oro en 50 y 100 metros. En el relevo 4 x 100 estilo libre fueron descalificados.

Al año siguiente no participó en el Mundial de 2001 en Fukuoka, durante ese año publicó su autobiografía Nager dans le vrai, escrita en francés. En abril, en el Campeonato Europeo de Natación en Piscina Corta de 2002 celebrado en Moscú fue bronce en los 50 metros libres y en el relevo 4 x 100 metros libres. Ese mismo año, en julio, disputó también el Campeonato Europeo de Natación de 2002 donde fue plata en los 100 metros libres tras Van den Hoogenband y medalla de oro en los relevos 4 x 100 metros estilos.
Durante
2003 volvió a las piscinas disputando el Campeonato Mundial de Natación de 2003 disputado en Barcelona y ganó los 50 (batió el récord de los campeonatos) y los 100 metros estilo libre además de ser plata en los relevos 4 x 100 metros estilos (tras Estados Unidos) y otra vez oro (el 6º en su carrera en los mundiales) en el 4 x 100 metros libres. Trás esta exitosa campaña volvió a ser premiado por segunda ocasión por la revista Swimming World Magazine como el mejor nadador europeo del año.

Juegos Olímpicos Atenas 2004
Su último Campeonato Europeo fue en 2004 en Madrid, allí consiguió la medalla de oro en la prueba de los 50 metros libres, consiguiendo así la 21ª medalla de oro en dichos campeonatos. Sin embargo, en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 no entró en las finales de 50 y 100 metros estilo libre. El 23 de diciembre de 2004, el diario francés L'Équipe anunció que Popov se retiraba de la natación. En junio de 2003, confirmó que permanentemente abandonaba Australia, a principios de 2004 para vivir en Solothurn, Suiza, debido a una oferta de trabajo que tuvo una vez retirado de la natación. Tiene un Título de Grado y es maestro como entrenador deportivo por la Academia rusa. Actualmente está casado con una ex-nadadora olímpica rusa, Daria Shmeleva, con la cual tiene dos hijos, Vladimir que nació el 1 de octubre de 1997 y Anton, que nació el 12 de octubre de 2000. Es también un portavoz de Omega.
Mantuvo el récord mundial de los 50 metros estilo libre con 21.64 segundos durante casi 10 años, hasta que fue roto por 0.08 segundos en
2008 por el australiano Eamon Sullivan. Apareció en la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 y ha sido elegido como parte del comité de evaluación para los Juegos Olímpicos de 2016.

martes, 15 de diciembre de 2009

Haile Gebrselassie

Juegos Olímpicos
Oro
Atlanta 1996
10000 m
Oro
Sydney 2000
10000 m
Campeonatos Mundiales
Plata
Stuttgart 1993
5000 m
Oro
Stuttgart 1993
10000 m
Oro
Gotemburgo 1995
10000 m
Oro
Atenas 1997
10000 m
Oro
Sevilla 1999
10000 m
Bronce
Edmonton 2001
10000 m
Plata
París 2003
10000 m


Haile Gebrselassie (Arsi, Etiopía, 18 de abril de 1973) es un atleta etíope especialista en carreras de fondo que lleva realizando su actividad desde los 90 hasta principios del siglo XXI.

Inicios
Hijo de granjero y con nueve hermanos fue pronto apodado "neftenga" (jefe) por sus cualidades mostradas en las carreras que disputaba. Con nueve años comenzó a ir corriendo a la escuela, a unos 10 km de su casa. A pesar de lo cual su padre no empezó a creer en él hasta 1993.
Trayectoria deportiva
En
1992 se proclamó campeón sub-21 del mundo en 5.000 y 10.000 m. En 1993, consiguió en categoría absoluta el título de 10.000 m y el subcampeonato de 5.000. En 1995 comenzó a batir plusmarcas en ambas distancias, comenzando por el de 10.000 que batió en Hengelo, Holanda, con una marca de 26:43,53; y el de 5.000 m 12:49,39 la batió en Suiza, aumentando la lista de dobles plusmarquistas mundiales que estaba vacía desde Henry Rono (KEN) en 1978. En el Campeonato del Mundo de Suecia en 1995 y en los JJOO de Atlanta 1996 volvió a imponerse en el 10.000.
En marzo de 1997 se hizo con el oro en 3.000 m en el Campeonato del Mundo de pista cubierta. En Oslo, Noruega, recuperó la plusmarca de 10.000 m al hacer 26:31,32 superando en 7 segundos la marca anterior. En Atenas logró su tercer oro en 10.000 m en el Campeonato del Mundo de
1997. En 1998 batió de nuevo las marcas de 5.000 y 10.000 m hasta dejarlos en 12:39,36 y 26:22,75 respectivamente. En 1999 consiguió su cuarto oro en los Campeonatos del Mundo de Sevilla (España) y en los JJ.OO. de 2000 consiguió su quinto primer puesto en la misma prueba. En el campeonato del mundo de París 2003 quedó segundo por detrás de su compatriota Kenenisa Bekele de sólo 21 años, por delante de otro etíope, Silesi Sihine. Tras esta derrota comenzó a prepararse para el maratón, aunque compitió en la final de los JJOO en Atenas 2004 quedando en quinto lugar y con una lesión en el tendón de Aquiles.
Tras operarse del tendón comenzó a correr maratones y medios maratones, estableciendo en 2005 la mejor marca mundial del año (2:06:20) en el maratón de
Ámsterdam, Países Bajos. En Phoenix, Estados Unidos, batió la plusmarca mundial del medio maratón con un tiempo de 58 minutos y 55 segundos, batiendo también de camino la plusmarca mundial de 20 km en carretera con una marca de 55:48, desposeyendo a su rival Paul Tergat de esta marca por más de 30 segundos. Actualmente también posee la plusmarca mundial de 10 km en carretera con un tiempo de 27:02.
En
Granollers (Barcelona) el 5 de febrero de 2006 corrió el medio maratón en 1h 00m 07s , realizando la mejor marca de la historia en suelo español.
El
27 de junio de 2007 se convirtió en plusmarquista mundial de la hora con una distancia recorrida en ese tiempo de 21km 285 metros, conseguidos en la pista de Ostrava, República Checa.
Es el actual plusmarquista mundial del
maratón con un tiempo de 2h 03m 58s realizado el 28 de septiembre de 2008 en el maratón de Berlín.(Alemania). La anterior marca, lograda sobre el mismo escenario y ostentada por él mismo, era de 2:04:26.

Marcas personales:


Aire libre


Distancia
Tiempo
Fecha
Lugar
1.500 m
3:33.73
6 de junio de 1999
Stuttgart
Milla
3:52.39
27 de junio de 1999
Gateshead
3.000 m
7:25.09
28 de agosto de 1998
Bruselas
Dos millas
8:01.08
31 de mayo de 1997
Hengelo
5.000 m
12:39.36
13 de junio de 1998
Helsinki
10.000 m
26:22.75
1 de junio de 1998
Hengelo
10 km (carretera)
27:02
11 de diciembre de 2002
Ad-Dawhah
15 km (carretera)
41:38
11 de noviembre de 2001
Nijmegen
Diez millas (carretera)
44:24
4 de septiembre de 2005
Tilburg
20 km (pista)
56:26.0
27 de junio de 2007
Ostrava
Una hora (pista)
21,285 m
27 de junio de 2007
Ostrava, Czech Republic
20 km (carretera)*
55:48
15 de enero de 2006
Phoenix
Media maratón
58:55
15 de enero de 2006
Phoenix
25 km (carretera)
1:11:37
12 de marzo de 2006
Alphen aan den Rijn (no reconocido por la IAAF)
Maratón
2:03:58
28 de septiembre de 2008
Berlín
*durante un medio maratón


Pista cubierta


Distancia
Tiempo
Fecha
Lugar
1.500 m
3:31.76
1 de febrero de 1998
Stuttgart
2.000 m
4:52.86
15 de febrero de 1998
Birmingham
3.000 m
7:26.15
25 de enero de 1998
Karlsruhe
Dos millas
8:04.69
21 de febrero de 2003
Birmingham
5.000 m
12:50.38
14 de febrero de 1999
Birmingham

sábado, 11 de julio de 2009

EMBARAZO Y ATLETISMO: Mi experiencia corriendo con bebé a bordo (por Marina Saún)


Varios artículos he leído antes de recibir LA noticia, pero muchos más luego de enterarme: estaba embarazada. Hago deporte competitivo desde los 10 años y corro desde los 17, cuando me inicié en el triatlón, deporte que transité por diez años. Ahora, con 31 a cuestas y un bebé en camino, me estaba dedicando desde hacía un par de años al atletismo de fondo. Hacer deporte para mí no sólo es necesario… es imprescindible. Tanto por mi salud física como mental, es el mejor vehículo de descarga para las emociones de todo tipo. Y esto lo sé porque lo cultivo desde antes de la adolescencia y sé ahora lo importantísimo que fue para atravesarla y continuar sobre un mismo eje. De hecho, considero que el deporte fue el eje de mi vida, la constante que atravesó todas las bifurcaciones de un camino.
Así que cuando caí en la cuenta de esta hermosa noticia, uno de los muchos interrogantes fue qué hacer con respecto al running estando embarazada. ¿Podré correr igual? ¿Me sentiré como siempre? ¿Mucho peor? ¿Habrá grandes diferencias? ¿Hasta cuándo podré correr? ¿Le hará mal al bebé el traqueteo constante del trote? ¿Correré mayores riesgos? ¿Tendrá algún beneficio?


El Primer Trimestre (semanas 1 a 13)

Me dispuse a leer aún más sobre el tema. Y, obviamente, lo consulté con el obstetra. Le comenté que corría desde hacía varios años, casi la mitad de mi vida, y si lo podría seguir haciendo (aunque confieso que lo venía haciendo aún antes de consultarlo porque ni antes ni después de enterarme paré). Su respuesta fue inmediata y contundente: “Claro que podés, obvio que cuidando las intensidades pero podés perfectamente. Si ya hacías deporte es peor que dejes que que sigas haciéndolo”. Al cumplir los 4 meses de embarazo, volví a preguntarle “¿Puedo seguir? ¿Hasta cuándo?”, a lo que él respondió “Mientras a vos no te moleste, podés seguir hasta cuando te sientas cómoda”. Listo, era todo el aval profesional que necesitaba. El resto dependía de mis sensaciones. Creo que un deportista está muy atento a su cuerpo, tiene mucha conexión con su esquema corporal, con lo que siente; y está muy atento a si algo físico u orgánico cambia. Es que cada día al entrenar, sometés a tu cuerpo a un testeo. Hay gente que no hace deporte y no se da cuenta de sus limitaciones hasta que no se enfrenta a ellas: ve que no puede correr dos cuadras para alcanzar un colectivo, que no puede agacharse de cuclillas, que no puede hacer un salto, que se agota a los dos minutos de jugar con un chico, que no tiene casi nada de fuerza, resistencia, etc., todas cualidades físicas que los deportistas entrenamos y testeamos diariamente. Sentimos cuándo, dónde y por qué nos duele algo. Conocemos mucho nuestro cuerpo y, sobretodo, tenemos una gran tolerancia al dolor y al sufrimiento, producto de tantos entrenamientos de esfuerzo. Somos fuertes y eso se lo debemos a entrenar, mental y físicamente. Y particularmente, bastante se ha hablado del umbral superior de dolor presente en muchas atletas de resistencia.
Tuve – y aún la tengo, porque esto no terminó – la suerte de cursar un embarazo hasta ahora sin problemas. Tuve casi nada de náuseas durante el primer trimestre, nada de vómitos, ningún malestar, poco cansancio en general… en definitiva, casi asintomático! Por eso es que antes de hacerme el test de embarazo y de tener ya un atraso, no me podía imaginar que estuviera embarazada. ¡Algo tenía que sentir! Así que seguí entrenando y de hecho, metí un par de entrenamientos bastante duros. Al enterarme, obviamente que los suspendí. No dejé de correr pero ya no busqué entrenar fuerte ni hacer pasadas ni esforzarme hasta el cansancio. Primero, porque la cuestión fundamental que hay que cuidar al estar embarazada y hacer ejercicio es que éste sea aeróbico. Al realizar deporte redistribuimos gran parte de nuestro flujo sanguíneo a los músculos que están trabajando en ese momento para proveerlos de oxígeno y energía. Si el requerimiento es muy importante estaremos restándole sangre a la placenta y al feto, con la consecuente disminución de nutrientes y sobretodo, de oxígeno hacia el mismo. Esto puede provocar una anoxia fetal (falta de oxígeno en el feto) y es por eso que las intensidades de entrenamiento no deberían sobrepasar el 60 - 70% de la Frecuencia Cardíaca Máxima, según el grado de entrenamiento de la futura mamá. Otra cuestión importante a tener en cuenta es evitar la hipertermia fetal (aumento excesivo de la temperatura corporal del feto), por lo cual la futura madre no debería someter a su cuerpo al ejercicio bajo altas temperaturas. Finalmente – y esto es algo que constituía un riesgo al correr por los bosques de Palermo – debía estar muy atenta a las raíces, piedras, posibles pozos y demás obstáculos para evitar las caídas. Cuidando básicamente estos tres factores y estando muy atenta a mis sensaciones – no tener mareos, pérdidas, cansancio y calor excesivo, falta de aire, náuseas y/o vómitos constantes, etc. – podía dedicarme a seguir corriendo sin inconvenientes. Y así fue como atravesé todo el primer trimestre.
El Segundo Trimestre (semanas 14 a 27)

El segundo trimestre podría sintetizar que ocurrió como el primero. Sin mayores molestias, sin inconvenientes para trotar pero sí con algunos cambios, como no podía ser de otra manera. Uno de los síntomas del embarazo que sí me han acompañado (empezaron en el segundo trimestre y continuaron en el tercero) y que por cierto me ha molestado bastante fue la acidez. Presente casi todos los días, de a ratos, pero infaltable a eso de las 18 – 19hs. Se puede tomar un antiácido pero al tiempito vuelve a aparecer y la verdad – para mí, que antes no la había padecido – resultó bastante molesta. Dicen los libros que con el segundo trimestre, la mayoría de los síntomas que aquejan a las mujeres en el primero, tienden a desaparecer (vómitos, náuseas, cansancio excesivo). Es por eso que sitúan a estos tres meses como el tercio más propicio para empezar, reanudar y/o realizar actividad física: no te sentís mal como al principio ni pesada como al final. Como yo no experimenté los síntomas típicos del primer trimestre, seguí haciendo actividad como lo venía haciendo. Aunque en realidad esto es una forma de decir. Porque la panza ya empieza a crecer (el proceso formativo más importante del bebé, que ahora es feto y no más embrión, ya transcurrió y ahora sólo le resta seguir desarrollándose y creciendo… ¡pero no es más parecido a un pescadito!) y se empieza a notar por fuera y por dentro. ¿Qué quiero decir con esto? Que los de afuera ya empiezan a darse cuenta de que tu barriga no es exceso de comida, ya va tomando una forma más protuberante, redondeada y definida. Y también lo notás por dentro porque se siente. Empezás a sentirte más pesada, con “algo que te sobresale” (además de empezar a sentir sus movimientos) y te impulsa hacia adelante. A medida que transcurre este trimestre y la panza crece, vas perdiendo poco a poco tu antiguo centro de gravedad (que se desplaza hacia adelante), tu vieja y conocida percepción de tu esquema corporal (porque, como les ocurre a los adolescentes, tu cuerpo ha cambiado de golpe) también cambia y tus ligamentos y articulaciones empiezan a hacerse más laxos, por lo que doblarte un tobillo o caerte ya pasa a ser una posibilidad más probable. Y estos cambios, que son más físicos que orgánicos, estoy segura de que los sentimos todas. El tema es que cuando corrés, más los notás. Correr con un cuerpo diferente implica correr distinto. Corrés con una posición más “sentada”, más lento, en forma más cuidada y precavida y mi recomendación es pasar a trotar todo por asfalto (para evitar caídas). Ocurre también que a veces trotando la panza se te pone dura y eso también hace que tengas que bajar un poco más el ritmo para reacomodarte. Pero lo que yo pienso, es que – si está todo ok y una presta atención y cuidado a lo que hace – no hay ningún inconveniente en seguir corriendo. Al bebé no le hace mal, está muy bien protegido en su nidito materno. Sólo tenemos que cuidarnos nosotras para que a ellos no les afecte; así que, si nos sentimos bien, está todo bien. Por último, ya por esta etapa hay que cuidar de no pasarse con el volumen de corrida porque luego eso repercute sobre tu espalda baja, que ahora soporta más peso que antes.
El Tercer Trimestre (semanas 28 a 40): Primera Parte

Y así llegué a la recta final, la última etapa. La panza ya es bastante voluminosa al comienzo del trimestre y correr me da bastante más trabajo que antes. Así que no está de más combinar aquí el atletismo con otras modalidades deportivas como el gimnasio (con poco peso y pausado) y, sobretodo, con la natación. Como dicen la mayoría de los libros, la natación es el deporte ideal para la embarazada y aquel que pueden seguir haciendo hasta el último momento, ya que al sustentar el peso en el agua, hace que te sientas más liviana y no recargues el peso sobre tus tendones y articulaciones. Para quedarme tranquila una vez más, en esta etapa volví a preguntarle al obstetra si podía continuar corriendo, aunque ya lo hacía más esporádicamente y sobretodo, corriendo mucho menos volumen. Me contestó “Podés venir corriendo a parir si querés”. Una vez más, mis sensaciones diciéndome que era posible estaban avaladas por el profesional en la materia. Es muy fácil dejarse atemorizar por los múltiples comentarios y consejos que vas escuchando a lo largo del embarazo. Todos, absolutamente todos, opinan. Y, por lo general, antes de opinar o de aconsejarte no te preguntan qué tal te sentís respecto a eso y/o cómo ha sido tu experiencia hasta el momento. Diría que el 80% se pronunció a favor de que no corriera desde el principio del embarazo, porcentaje que ascendió al 99% en este último trimestre. Pero yo – desde el inicio de la gestación – decidí dejarme llevar por tres factores decisivos: la información que pudiera recabar al respecto, mis sensaciones y el ok del obstetra. Respecto al primer factor, he aquí donde la información es acotada y confusa. Es por eso que esto me impulsó a escribir mi propia experiencia. Por empezar, la mayoría de los textos (libros, revistas, internet) no te hablan de embarazo y atletismo sino de embarazo y actividad física. Por eso recomiendan el yoga, la caminata, la gimnasia para embarazadas y la natación. Todos coinciden en esto y hablan sobre lo mismo. Pero yo buscaba algo que hablara sobre lo que todos desaconsejan, es muy fácil recomendar lo que recomiendan todos. Y ocurría que cuando hablaban de correr, o lo prohibían rotundamente o hablaban de no correr más de 3km como máximo o de no correr de ninguna manera más allá del 5° mes. Entonces traté de buscar corredoras que contaran sus experiencias. Porque la realidad es que no es el mismo esfuerzo correr 3km para alguien sedentario o de actividad recreativa que para una maratonista. En las pocas experiencias que pude recopilar, la mayoría había corrido hasta el 5° y como mucho, hasta el 6° mes. Pero no aclaraban muy bien por qué no habían continuado (lo atribuyo al sobrepeso ganado y a los cambios que éste genera). Por todo esto llegué a la conclusión de que – siempre cuidándome y monitoreándome – haría mi propia experiencia, sería mi propio conejillo de indias y lo descubriría por mí misma.
Así que aquí estoy, a punto de cumplir el 7° mes y continúo trotando un par de veces por semana. Obvio que no es lo mismo y no sé cuánto más tiempo me resultará grato hacerlo. Pero aún puedo, lo disfruto y estoy venciendo estos mitos.


Beneficios de la Actividad Física durante el Embarazo

- Reduce el riesgo de Preeclamsia (presión alta durante el embarazo)
- Previene la Diabetes gestacional
- Alivia los problemas de músculos esqueléticos relacionados con el embarazo
- Ayuda a manejar la lumbalgia (dolor de espalda)
- Previene la incontinencia urinaria y alivia la constipación
- Disminuye las molestias digestivas
- Mejora los trastornos de los músculos pélvicos
- Previene lesiones musculares y articulares
- Ayuda a perder y/o a mantener el peso
- Mejora la circulación y evita calambres
- Previene los dolores de espalda producidos por la hiperlordosis lumbar
- Aumenta la capacidad respiratoria y mejora la oxigenación del cuerpo y del bebé
- Previene el prolapso uterino al reforzar los músculos del suelo pélvico
- Disminuye la edematización del cuerpo
- Aumenta la energía y capacidad aeróbica
- Otorga flexibilidad y equilibrio corporal
- Reduce la fatiga, la ansiedad y el estrés
- Disminuye los síntomas de la depresión
- Evita contracciones musculares
- Promueve el crecimiento de la placenta
- Fortalece el corazón y los pulmones, para una mejor oxigenación durante el parto
- Aporta resistencia física para el parto
- Previene la aparición de estrías y celulitis
- Fortalece los músculos abdominales y de la base de la pelvis
- Se recupera más rápidamente el estado físico anterior al embarazo

Segunda Parte

En la última etapa del tercer trimestre puedo señalar tres momentos específicos que representaron cambios físicos. Alrededor de la semana 33 comencé a sentir una leve presión hacia la zona del pubis, que se hacía notoria al caminar. Es por eso que a correr se le agregó esta sensación, no dolorosa pero sí algo molesta, como novedad. En la semana 35 empecé con dolor en las manos, producto del Síndrome del túnel carpiano (que les agarra a algunas embarazadas debido a la retención de líquidos. No es más que la inflamación de tejidos, a la altura de la muñeca en lo que se denomina Túnel carpiano, que comprimen al nervio mediano y esto te repercute en las falanges haciendo que duelan o estén como entumecidas). Si bien no me hinché como galleta ni mucho menos, sentí esta molestia en las manos (que se hace muy acentuada durante la noche y por la mañana al despertar) hasta el final del embarazo. Esto no tuvo ninguna influencia sobre el trote, sólo fue algo nuevo que empecé a sentir a partir de determinado momento y por eso lo señalo. Hasta entonces, seguía corriendo pero un poco menos debido al incremento del peso y del tamaño de la panza, que va variando mucho hacia el final de la gestación. El tercer cambio que noté respecto a lo físico fue sobre la semana 37. La panza ya era demasiado grande. Y, estando a tres semanas de llegar a la 40 y por ende a la fecha estimativa de parto, decidí que desde entonces ya no valía la pena seguir corriendo con incomodidad y pesadez. Las últimas veces ya estaba alternando intervalos de trote con intervalos de caminata. No tenía problemas para correr seguido pero las consecuencias las sentía al cabo de un par de horas: mucho cansancio general (es increíble como te cansás el doble por algo que antes te parecía nada) y dolor en la espalda baja (debido a la distribución concentrada del peso hacia el abdomen). Así que desde la semana 37 decidí enfocarme más a nadar y a ir a veces al gimnasio, donde podía caminar en la cinta a diferentes ritmos, hacer un poco de escalador y complementar con algunos ejercicios generales con poco peso. Creo que en la medida de lo posible, y digo esto porque soy consciente de que cursé un embarazo muy bueno y sin problemas de principio a fin y esto no siempre ocurre, es recomendable hacer deporte hasta el último momento. Y esto no significa apenas moverse y escudarse en el pretexto del embarazo: siempre que realmente se pueda y no haya riesgo de nada, hacer deporte es lo mejor para la madre y el bebé (y para el trabajo de parto que se avecina). Y, siempre que una se cuide y esté consciente de sus sensaciones y limitaciones, tiene que hacer lo que quiera/pueda/disfrute hacer y no dejarse guiar por los múltiples comentarios (aunque la mayoría sean bienintencionados) de afuera. El cuerpo nos pertenece y nadie mejor que nosotras para saber qué nos hace bien, cuándo nos sentimos mal y cuándo tenemos más energía. Al menos esa es mi humilde opinión y mi propia experiencia. Y, guiándome con esta premisa desde el principio, pude cursar un embarazo muy saludable haciendo deporte hasta el final y corriendo casi hasta el final del mismo.
¿Qué cómo fue el parto? Bueno, eso es tema del próximo capítulo…
Parto y Puerperio

Y llegué a la semana 40 de embarazo, término de la gestación, sin novedades ni mayores cambios. A esta altura, la panza era enorme y ya caminar un poco era demandante. Esto, sumado a la gran ansiedad por la inminente llegada de la bebé, dejó a la actividad física en un segundo plano durante las últimas tres semanas. Cada día, a cada momento, podía ser “El Momento”. Pero “El Momento” parecía no llegar nunca, ni siquiera me daba indicios! Llegué a la semana 40 sin haber tenido contracciones. Y los días siguieron pasando de la misma manera hasta cumplir 41 semanas, fecha en la que tuve que internarme por disposición del obstetra para una inducción. En mi caso la misma no prosperó y no me quedó otra que resignarme a la cesárea. El “pequeño” detalle fue el tamaño de Cata: 4,250 Kg.!! Difícil era que saliera por otro lado! Mi experiencia con la cesárea y la epidural no fue la mejor. No conozco tantos casos pero a mí me pegó un poco mal, me dio un frío inmenso y me “desvanecí” durante la operación: tengo un blanco entre que empezó la cesárea y hasta que terminó, durante el que no recuerdo nada. El dolor en las doce horas posteriores también fue peor de lo que creía. Y el cansancio, sumado a no poder dormir por la bebé, terrible. Pero eso fue la peor parte. Tener un hijo es lo más maravilloso que te puede pasar. Antes de experimentarlo me sonaba a frase creíble pero vacía porque es verdad que hasta que no lo vivís no sabés lo que se siente. Verla por primera vez fue único, súper emocionante. Y pasan los días y cada vez que la veo siento lo mismo, es como si estuviera flotando, en otro lado, no podés creerlo y no podés caer. A veces me pregunto por cuánto tiempo más me tendrá tan embobada. Sólo sé que mientras, tengo que difrutarla al máximo. Respecto a la actividad, fue notorio el empezar a moverme para recuperarme cuanto antes de la operación. Al otro día, aunque me dolía horrores caminar, me forzé a hacerlo cuanto pude porque – como me había dicho una obstetra – la actitud y ganas de recuperarse eran clave para sentirse mejor. Así, cada día mejoré mucho, con notables cambios. A la semana de dar a luz ya iba y venía como si nada. Aunque obvio que todo sin forzarme demasiado ni levantar pesos. Pero la experiencia de la maternidad hace que los primeros días prácticamente no salgas de tu casa (sobretodo porque el bebé aún no puede salir). Recién al mes me permitirán hacer actividad física, entendiendo por eso, caminar 30’. Y Correr? Recién a los dos meses. De manera que así estoy, tratando de recuperarme cada vez más y ver si esto último puedo llegar a negociarlo… jeje.

lunes, 11 de mayo de 2009

Esos locos que corren (Poema de Marciano Duran)

Yo los conozco.
Los he visto muchas veces.
Son raros.
Algunos salen temprano a la mañana y se empeñan en ganarle al sol.
Otros se insolan al mediodía, se cansan a la tarde o intentan que no los atropelleun camión por la noche.
Están locos.
En verano corren, trotan, transpiran, se deshidratan y finalmente se cansan…sólo para disfrutar del descanso.
En invierno se tapan, se abrigan, se quejan, se enfrían, se resfrían y dejan que la lluvia les moje la cara.
Yo los he visto.
Pasan rápido por la rambla, despacio entre los árboles, serpentean caminos de tierra, trepan cuestas empedradas, trotan en la banquina de una carretera perdida, esquivan olas en la playa, cruzan puentes de madera, pisan hojas secas, suben cerros, saltan charcos, atraviesan parques, se molestan con los autos que no frenan, disparan de un perro y corren, corren y corren.
Escuchan música que acompaña el ritmo de sus piernas, escuchan a los horneros y a las gaviotas, escuchan sus latidos y su propia respiración, miran hacia delante, miran sus pies, huelen el viento que pasó por los eucaliptos, la brisa que salió de los naranjos, respiran el aire que llega de los pinos y entreparan cuando pasan frente a los jazmines.
Yo los he visto.
No están bien de la cabeza.
Usan championes con aire y zapatillas de marca, corren descalzos o gastan calzados.
Traspiran camisetas, calzan gorras y miden una y otra vez su propio tiempo.
Están tratando de ganarle a alguien.
Trotan con el cuerpo flojo, pasan a la del perro blanco, pican después de la columna, buscan una canilla para refrescarse… y siguen.
Se inscriben en todas las carreras… pero no ganan ninguna.
Empiezan a correrla en la noche anterior, sueñan que trotan y a la mañana se levantan como niños en Día de Reyes.
Han preparado la ropa que descansa sobre una silla, como lo hacían en su infancia en víspera de vacaciones.
El día antes de la carrera comen pastas y no toman alcohol, pero se premian con descaro y con asado apenas termina la competencia.
Nunca pude calcularles la edad pero seguramente tienen entre 15 y 85 años.
Son hombres y mujeres.
No están bien.
Se anotan en carreras de ocho o diez kilómetros y antes de empezar saben que no podrán ganar aunque falten todos los demás.
Estrenan ansiedad en cada salida y unos minutos antes de la largada necesitan ir al baño.
Ajustan su cronómetro y tratan de ubicar a los cuatro o cinco a los que hay que ganarles.
Son sus referencias de carrera: "Cinco que corren parecido a mí".
Ganarle a uno solo de ellos será suficiente para dormir a la noche con una sonrisa.
Disfrutan cuando pasan a otro corredor… pero lo alientan, le dicen que falta poco y le piden que no afloje.
Preguntan por el puesto de hidratación y se enojan porque no aparece.
Están locos, ellos saben que en sus casas tienen el agua que quieran, sin esperar que se la entregue un niño que levanta un vaso cuando pasan.
Se quejan del sol que los mata o de la lluvia que no los deja ver.
Están mal, ellos saben que allí cerca está la sombra de un sauce o el resguardo de un alero.
No las preparan… pero tienen todas las excusas para el momento en que llegan a la meta.
No las preparan…son parte de ellos.
El viento en contra, no corría una gota de aire, el calzado nuevo,el circuito mal medido, los que largan caminando adelante y no te dejan pasar, el cumpleaños que fuimos anoche, la llaga en el pie derecho,la costura de la media nueva, la rodilla que me volvió a traicionar, arranqué demasiado rápido, no dieron agua, al llegar iba a picar pero no quise.
Disfrutan al largar, disfrutan al correr y cuando llegan disfrutan de levantar los brazos porque dicen que lo han conseguido.
¡Qué ganaron una vez más!
No se dieron cuenta de que apenas si perdieron con un centenar o un millar de personas… pero insisten con que volvieron a ganar.
Son raros.
Se inventan una meta en cada carrera.
Se ganan a sí mismos, a los que insisten en mirarlos desde la vereda, a los que los miran por televisión y a los que ni siquiera saben que hay locos que corren.
Les tiemblan las manos cuando se pinchan la ropa al colocarse el número, simplemente por que no están bien.
Los he visto pasar.
Les duelen las piernas, se acalambran, les cuesta respirar,
Tienen puntadas en el costado… pero siguen.
A medida que avanzan en la carrera los músculos sufren más y más,la cara se les desfigura, la transpiración corre por sus caras, las puntadas empiezan a repetirse y dos kilómetros antes de la llegada comienzan a preguntarse que están haciendo allí.
¿Por qué no ser uno de los cuerdos que aplauden desde la vereda?
Están locos.
Yo los conozco bien.
Cuando llegan se abrazan de su mujer o de su esposo que disimulan a puro amor la transpiración en su cara y en su cuerpo.
Los esperan sus hijos y hasta algún nieto o algún abuelo les pega un grito solidario cuando atraviesan la meta.
Llevan un cartel en la frente que apaga y prende que dice "Llegué, tarea cumplida".
Apenas llegan toman agua y se mojan la cabeza, se tiran en el pasto a reponerse pero se paran enseguida porque lo saludan los que llegaron antes.
Se vuelven a tirar y otra vez se paran porque van a saludar a los que llegan después que ellos.
Intentan tirar una pared con las dos manos, suben su pierna desde el tobillo, abrazan a otro loco que llega más transpirado que ellos.
Los he visto muchas veces.
Están mal de la cabeza.
Miran con cariño y sin lástima al que llega diez minutos después,respetan al último y al penúltimo porque dicen que son respetados por el primero y por el segundo.
Disfrutan de los aplausos aunque vengan cerrando la marcha, ganándole solamente a la ambulancia o al tipo de la moto.
Se agrupan por equipos y viajan 200 kilómetros para correr 10.
Compran todas las fotos que les sacan y no advierten que son iguales a las de la carrera anterior.
Cuelgan sus medallas en lugares de la casa en que la visita pueda verlas y tengan que preguntar.
Están mal.
-Esta es del mes pasado- dicen, tratando de usar su tono más humilde.
-Esta es la primera que gané- dicen, omitiendo informar que esa se la entregaban a todos, incluyendo al que llegaba último y al inspector de tránsito.
Dos días después de la carrera ya están tempranito saltando charcos,subiendo cordones, braceando rítmicamente, saludando ciclistas,golpeando las palmas de las manos de los colegas que se cruzan.
Dicen que pocas personas por estos tiempos son capaces de estar solos-consigo mismo- una hora por día.
Dicen que los pescadores, los nadadores y algunos más.
Dicen que la gente no se banca tanto silencio.
Dicen que ellos lo disfrutan.
Dicen que proyectan y hacen balances, que se arrepienten y se congratulan, se cuestionan, preparan sus días mientras corren y conversan sin miedos con ellos mismos.
Dicen que el resto busca excusas para estar siempre acompañado.
Están mal de la cabeza.
Yo los he visto.
Algunos solo caminan… pero un día… cuando nadie los mira, se animan y trotan un poquito.
En unos meses empezarán a transformarse y quedarán tan locos como ellos.
Estiran, se miran, giran, respiran, suspiran y se tiran.
Pican, frenan y vuelven a picar.
Me parece que quieren ganarle a la muerte.
Ellos dicen que quieren ganarle a la vida.
Están completamente locos.